Sea cual sea tu próximo objetivo, y el plan de entrenamiento que estés poniendo en práctica, seguramente tendrás que realizar rodajes largos y de baja intensidad.
Este tipo de entrenamientos son muy efectivos para mejorar la capacidad aeróbica y la resistencia. Pero no todo es color de rosa: si abusamos de ellos, notaremos que nos vamos poniendo sensiblemente más lentos. Un pequeño truco para no perder la velocidad consiste en realizar cinco o seis sprints cortos, de entre 50 y 100 metros, inmediatamente luego de realizar un trabajo de fondo.
Sucede que después de correr durante un tiempo prolongado los músculos se acortan. Con estas series conseguirás movimientos explosivos y largos, dotados de técnica, capaces de agilizar y ampliar tu zancada. De esta forma, si bien no mejorarás notablemente tu ritmo de carrera, al menos no perderás parte de lo ganado con las sesiones de velocidad. Esto es algo muy importante si estás buscando mejorar tus marcas personales.
¿Cómo mantienes tu velocidad?