Dos décadas y media han pasado desde la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1982. Sin embargo, el tiempo no ha logrado que olvidemos algunos de los grandes momentos que dejó en nuestro recuerdo. Sin dudas uno de ellos fue el protagonizado por Derek Redmond, en el tartán del Estadio Olímpico de Montjuic, durante las semifinales de los 400 metros.
Derek nació el 3 de septiembre de 1965 en Bletchley Inglaterra. Durante su carrera, con tan sólo 20 años de edad registró el récord de Gran Bretaña de los 400 metros, en el año 1985 (44 segundos y 82 centésimas). Más tarde ganó la medalla dorada en la posta de relevos de 4x400 en el Campeonato Mundial de Atletismo de 1991, el Campeonato Europeo de 1986 y los Juegos de la Mancomunidad de 1986.
Sin embargo, su notable trayectoria deportiva ha estado marcada por las lesiones. Fue en los Juegos Olímpicos de Barcelona cuando llegando como uno de los favoritos para ganar la presea dorada, se rompió el tendón de Aquiles en plenas semifinales de los 400. A pesar de la gravedad de la situación y de que ya estaba virtualmente eliminado, Redmond quiso continuar y terminó la carrera ayudado por su padre, ante el aplauso unánime del Estadio Olimpico.
El episodio es uno de los más recordados de los Juegos Olímpicos contemporáneos y ha sido utilizado por el Comité Olímpico Internacional para explicar el espíritu olímpico. Con sólo 26 años y aún mucho futuro por delante, Derek tuvo que retirarse del atletismo profesional a consecuencia de aquella lesión. Desde entonces, ha formado parte del organigrama de la federación británica de atletismo (UK Athletics) y se dedica a impartir conferencias sobre motivación personal.
A pesar de haber tenido una muy corta carrera como atleta profesional, cosechó estos increíbles logros deportivos:
• Doble medallista mundial: Oro en Tokio 1991 y Roma 1987, en ambos casos en la posta 4×400 metros.
• 5º puesto en el Mundial de Roma 1987 en 400 metros.
• Medallista europeo: Oro en Stuttgart 1986 en posta 4×400.
• Mejor marca en 400 metros con 44.50, siendo este crono durante años Récord Británico, batiendo su primer récord con tan sólo 20 años.