En mayor o menor medida, todos los que corremos alguna vez hemos sufrido ese fuerte dolor punzante en la zona abdominal, que en algunos lugares se lo conoce como "flato".
Curiosamente, y a pesar de que la ciencia en el deporte avanza a pasos muy rápidos, aún no hay una explicación unánime a este problema, aunque la mayoría lo atribuye a una reacción producida por fatiga en el diafragma, que es un tejido músculo tendinoso encargado de la respiración. Cuando se inhala, el diafragma se contrae y agranda el espacio disponible en la cavidad torácica. Los músculos externos intercostales también ayudan a agrandar la cavidad torácica, permitiendo que el aire entre dentro de los pulmones. Después de la inhalación, el diafragma se relaja y el aire es exhalado por la contracción de los pulmones y de los tejidos.
Este dolor suele aparecer en actividades que implican movimientos bruscos del cuerpo, como correr, y en donde además la respiración se ve comprometida y exigida mucho más de lo que nuestro organismo acostumbra. Al tener una respiración entrecortada y no constante el cuerpo experimenta una falta de oxígeno y el diafragma se restringe, provocando dolor. Por lo tanto, para evitar este problema es fundamental incluir entre nuestras sesiones de entrenamiento ejercicios de fortalecimiento abdominal, con los que prepararemos la zona hasta que el temido dolor sea parte del recuerdo.
También es importante llevar una buena respiración, uniforme y acorde al ritmo que llevamos al correr, impidiendo así que tengamos deuda de oxígeno. Por lo tanto, caso de que aparezca en medio de una carrera o entrenamiento, disminuye tu velocidad o camina, y verás como todo vuelve a la normalidad. Con el correr de las semanas y los kilómetros, tu cuerpo se irá preparando mejor y este dolor quedará solo como un desagradable recuerdo.
¿Alguna vez sentiste este dolor mientras corrías?