Beber agua aunque no tengas sed, de a sorbos cortos durante todo el día, tanto antes como después de entrenar, es uno de los hábitos más simples y a la vez beneficiosos que puede adoptar un runner.
Ocurre que quienes practicamos este deporte sudamos más y por lo tanto perdemos mucho más líquido que una persona que lleva una vida sedentaria, para quien ya se aconseja beber por día dos litros de agua.
Más allá de las cantidades, es importante beber agua durante todo el día, en forma regular, ya que nuestro cuerpo en ese sentido es como una planta que debemos regar con un cubo de agua: no será lo mismo echarle encima todo de una sola vez inundándola y debiendo esperar al día siguiente para volver a hacerlo, que ir mojando la tierra de a poco, a lo largo de todo el día.
En otras palabras si bebemos mucho líquido de una sola vez, nuestro cuerpo se encargará de evacuar los excesos rápidamente, por lo que sólo asimilará una parte. Por eso el negocio está en beber de a sorbos y a lo largo de todo el día.
Ten en cuenta que una pérdida de agua equivalente a más de un 3% del peso corporal ya se considera deshidratación. Cuando esto ocurre tu corazón recibe menos volumen de sangre, bombea menos cantidad y para mantener el esfuerzo lo obligarás a subir el número de pulsaciones por minuto, lo que acelera la aparición de la fatiga.
También recuerda incluir bebidas isotónicas como parte de tu hidratación, para mantener un equilibrio hídrico con la cantidad de líquidos y sales minerales adecuadas. De esta forma ayudarás a acelerar tu recuperación y asimilar mejor los entrenamientos.
¿Sueles consumir agua a lo largo del día?