Si bien los entrenamientos a ritmos constantes son muy importantes en la preparación para un runner, no lo son todo, y deben ser complementados por otras sesiones que se caracterizan por variaciones en la velocidad. Esto se debe a que si acostumbramos a nuestro cuerpo a correr siempre al mismo ritmo produciremos un efecto de estancamiento, y no se podrán producir mejoras. En otras palabras, se trata de sorprender a nuestro organismo con estímulos diferentes, obligándolo a esforzase.
Recuerda que antes de realizar trabajos de cambios de ritmo tu cuerpo necesita una correcta entrada en calor, ya que de lo contrario un movimiento explosivo o brusco podría producir lesiones como los desgarros. Una vez que hayas trotado suavemente entre 15 y 20 minutos, podrás ir acelerando tu ritmo de manera gradual.
En cuanto al tipo de entrenamientos, existe una variedad de trabajos que van desde los fartlek, que son cambios de ritmo aleatorios que se suelen realizar por sensaciones y en terrenos exigentes con desniveles, a cambios de ritmo programados. Estos últimos se dividen en cortos y largos. Los primeros buscan mejorar la velocidad y la capacidad anaeróbica acostumbrando al cuerpo a eliminar el lactato. Se hacen con duraciones entre los 20" y 60", recuperando siempre el mismo tiempo que el del cambio realizado. Por otro lado, los cambios de ritmo largos tienen como objetivo trabajar la potencia aeróbica. Se realizan en periodos de 2' a 5', recuperando 1' con trote suave. En total, se suelen trabajar sesiones unos 30 minutos, antecedidas por una entrada en calor y precedidas por una vuelta a la calma de otros 15 minutos de trote suave.
En futuras notas te propondremos otros trabajos para que puedas entrenar tu velocidad y mejorar como runner.
¿Varias tus tipos de entrenamiento?