Días atrás hablamos de la importancia de encontrar y mantener la cadencia justa al correr. Hoy hablaremos de otro consejo para mejorar tu performance, optimizando el uso de tu energía: correr con el cuerpo relajado. Esto no significa directamente que correrás más fuerte, pero se traduce en que utilizarás menos esfuerzo para correr a un ritmo determinado, y de esta forma tendrás un plus para poder correr durante más kilómetros manteniendo una buena técnica.
Claro que es más fácil decirlo que hacerlo, y es verdad que muchos runners corren con los hombros y la espalda muy tensos. Generalmente, los que corren con los hombros rígidos son los mismos que no aprovechan la parte superior para mejorar la corrida. Por esto, tratá de llevar un balanceo de brazos relajados, con los hombros derechos pero relajados y lo más bajos posibles. En este sentido, también es muy común ver a corredores que cometen el error de levantar los hombros para llevar derecha la espalda. Por eso, siempre recuerda que no hace falta que endurezcas tus hombros para que puedas correr derecho.
Por último, en cuanto a la respiración, lo mejor es que inhales por la nariz pero mantengas la boca semiabierta para aumentar el flujo de aire, exhalando por la boca. Un buen ejercicio para practicar esto es cada 10 minutos realizar una respiración bien profunda, que te permita cambiar y purificar el aire atrapado en tus pulmones. Tómalo como hábito y verás los resultados.
¿Tenías en cuenta la postura a la hora de correr?