No son pocos los runners entre los motivos por los que corren está la pérdida de peso corporal. Y quienes están en este grupo, a menudo se preguntan cuál es el ritmo indicado en el que se debe marchar para lograr este cometido. Hay quienes sostienen que lo ideal para bajar de peso es correr largas distancias a ritmos bajos, y por lo contrario están los que afirman que es más conveniente ir a ritmos muy altos durante unos pocos kilómetros.
Durante mucho tiempo se creyó que el único camino para quemar grasas era el de los ejercicios aeróbicos, a intensidades bajas. Pero con el tiempo y la práctica, la ciencia fue notando que si bien este tipo de trabajos contribuye hasta un cierto punto, luego se pueden tornar en un arma de doble filo. Ocurre que si no variamos los estímulos, luego de determinado período nuestro organismo se acostumbra a un trabajo y produce un efecto de "estancamiento".
Esto tiene como consecuencia un "modo ahorro" de la energía, a partir de una baja considerable en la actividad metabólica, y por ello es que no sólo que dejamos de perder grasas sino que además muy probablemente vuelvas a acumularla. Es ahí cuando cobran muchísima importancia los entrenamientos de velocidad, en intensidades altas y cortas duraciones. También son de gran ayuda para salir de este adormecimiento metabólico los trabajos de fartlek o cambios de ritmo, y los de musculación.
En conclusión, no solamente los ejercicios aeróbicos ayudan en la pérdida de peso, sino que también los trabajos de fuerza muscular y los entrenamientos anaeróbicos contribuyen activamente a mantener el metabolismo alto, y con ello a perder esos kilos de más. El secreto está en llevar una rutina variada, que combine todos los tipos de entrenamiento en un balance exacto.
¿Incluyes entrenamiento anaeróbico en tus rutinas?