La disponibilidad horaria y el reloj biológico son factores que pueden determinar cuál es el mejor momento del día para realizar actividad física. Sin embargo, es bueno conocer cuáles son los puntos fuertes de cada período del día, de modo que puedas elegir cuál es el mejor para tu caso.
Comencemos por la mañana, una hora que para muchos es ideal, pero que a otros les cuesta mucho ponerse en actividad. Tal vez, quedarte una hora más en la cama te resulte muy tentador, pero los estudios demuestran que realizar los entrenamientos por la mañana disminuye la posibilidades de abandonar el hábito de salir a correr, ya que el ejercicio se produce antes del trabajo y de las demás actividades diarias. Por otro lado, si realizas el entrenamiento por la mañana te queda el resto del día para dedicarte a tu jornada laboral y social sin tener que andar con el bolso de entrenamiento para todos lados.
En tanto, entrenar por la tarde también tiene sus bondades. Independientemente de la preferencia del atleta, según especialistas el cuerpo normalmente alcanza su temperatura más alta por la tarde, entre las 16 y las 17 horas. En este momento del día podrás notar un aumento de la fuerza, resistencia y flexibilidad, lo que reduce el riesgo de lesiones.
Por último, veamos qué pasa con los entrenamientos nocturnos. En momentos del año en los que las temperaturas son muy altas, el entrenamiento nocturno es bueno para aquellos que prefieren moverse en grupo o con más corredores por las calles. También es ideal para aquellos que trabajan durante casi todo el día y sólo pueden realizar las sesiones de entrenamiento por la tarde. La práctica de actividad física en este momento del día, según los expertos, es menos estresante ya que las obligaciones que quedan por delante son menores (cena, ducha y descanso).
A modo de conclusión, podemos decir que para aquellos que les cuesta ser constantes con el entrenamiento, es recomendable programar sus sesiones para la mañana, de modo que sea la primera actividad del día. De lo contrario, es probable que la jornada laboral u otros compromisos se interpongan en sus corridas. Para los que no les gusta madrugar pero logran ser contantes, correr por la tarde es lo ideal ya que en ese período del día el cuerpo puede rendir más. Y para los que trabajan durante todo el día o prefieren entrenar en grupo la opción más recomendada suele ser por la noche. Lo importante es que pruebes todos los horarios y verifiques a qué hora te sientes más cómodo para seguir corriendo sin abandonar tu entrenamiento.
¿A qué hora sueles entrenar?