Elisa Forti es italiana de nacimiento, argentina por adopción desde los 14 años, cuando escapándose de los horrores de la Segunda Guerra Mundial un barco la trajo hasta Sudamérica. En Buenos Aires fundó una familia grande, con cinco hijos, once nietos y hasta ahora tres bisnietos, pero Elisa no se conformaría con ser una ama de casa.
Nació en la región de Como, rodeada de cerros, lleva a las montañas en la sangre, y su historia no es la de una corredora de elite. Llegó al running cuando, por medio de su hija, se enteró de un grupo que iba a correr a la Patagonia, más específicamente a Villa La Angostura. Todos le decían que era un lugar precioso y ella se moría de ganas de conocerlo. Insistió tanto que la terminaron invitando al viaje. "Conocí al grupo de running, me integré. Les llevaba mínimo 20 años de diferencia a todos, pero me aceptaron como si fuera una vieja compañera", cuenta. Así, a sus 72 años y luego de enviudar, conocería las montañas argentinas a lo grande, por dentro, corriéndolas.
Esta actividad sería sólo el principio de su vida como corredora. A sus 73 años sorprendió al correr 25 kilómetros en Tandil y en 2013, 2015 y 2016 se enfrentó a su más grande desafío, cruzar la cordillera. La aventura no fue fácil: en 2015 hizo el cruce con una fisura en una costilla que, a pesar del dolor, no le provocó ningún otro tipo de contratiempo.
“Trepar, caminar y cruzar ríos es algo exigente, pero es muy hermoso hacerlo porque me gusta la naturaleza, yo nací en la montaña”, asegura Elisa. “Pero lo que te da el running es la parte social, y eso te da ganas de ir”. En este sentido, reflexiona que "correr me dio mucha seguridad y me permitió salir de mi casa. Yo siempre fui muy tímida y cuando falleció mi marido decidí recluirme en casa. Con las carreras aprendí que se puede vivir de otra forma. Correr me devolvió la vida".
Hoy, con 83 años cumplidos, ya corrió cuatro veces el Cruce de los Andes, una ardua competencia de Trail Running de 100 kilómetros divididos en tres días por senderos de montaña, recientemente subió al Aconcagua, y va por más.