A muchos runners les sucede que a pesar de estar en un balance calórico diario negativo (ingieren menos calorías de las que gastan), no se consigue perder grasa corporal. En otras palabras: comen poco, entrenan mucho, y no bajan de peso... o inclusive lo aumentan. Esto se conoce como “tumba metabólica”, y llegamos a ella como un mecanismo de auto defensa de nuestro cuerpo.
La llamada tumba metabólica no es otra cosa que el metabolismo "dañado". Suele ocurrir en casos de personas con dietas muy restrictivas, bajas en calorías, debido a un mecanismo de nuestro cuerpo llamado termogénesis adaptativa: el cuerpo se adapta a la nueva situación. En otras palabras, ocurre cuando reducimos las calorías de manera brusca, en vez de ir disminuyéndolas de manera progresiva. Cuando esto pasa, el cuerpo experimenta un gran desajuste, y al no saber cuánto alimento le va a a entrar, se pasa a un modo "adormecido" y dejar de quemar grasas para acumularla como reservas, "por las dudas...".
¿Cómo evitar que esto pase? Toma nota a estos tres consejos:
1. En primer lugar, como todos sabemos, comer varias veces al día (4 o 5) y en cantidades pequeñas es mucho mejor que comer grandes porciones dos veces al día (almuerzo y cena). Además, es importante que no pienses en la comida como calorías, sino como el combustible necesario para tus entrenamientos. Puedes entrenar porque comes y puedes comer bien e incluso darte algunos gustos porque entrenas.
2. Escápale a aquellas dietas que consisten básicamente en la eliminación de calorías repentinas ya que con ello únicamente conseguiremos provocar un desajuste en nuestro organismo y no tendremos las energías necesarias para poder hacer nuestros entrenamientos.
3. Entrenar de forma variada. En este punto es importante resaltar que si bien el ejercicio aeróbico es importante, no hay que dejar de lado los trabajos de fuerza (gimnasio) y los anaeróbicos como las, cuestas, series y cambios de ritmo, que son un gran aliado para activar nuestro metabolismo. Es decir, trata de evitar los entrenamientos rutinarios repetitivos como por ejemplo correr siempre al mismo ritmo y distancias similares, ya que producen adaptaciones metabólicas. Tampoco dejes de lado los trabajos de gimnasio y otros entrenamientos cruzados como el ciclismo o la natación.
Por último, recuerda siempre consultar a un especialista. Este tipo de notas son de carácter meramente informativo y orientativo. Nadie mejor que un nutricionista para evaluarte, darte un diagnóstico y una dieta personalizada, de acuerdo a tu realidad y necesidades puntuales.
¿Sentiste alguna vez que entraste en la tumba metabolica?