Ya sea porque vives en una ciudad con mar, o porque estás de paso unos días por la playa, correr sobre la arena es un verdadero placer para los runners, que además de brindarnos grandes beneficios también tiene sus secretos.
Incluir sesiones sobre este tipo de terrenos indefectiblemente hará que mejores tu fuerza, ganando en potencia y en velocidad, ya que al correr sobre un suelo blando será la superficie la que absorba buena parte de tus energías, exigiéndote mucho más. Pero para hacerlo bien, primero deberás diferenciar entre los diferentes tipos de arena, y elegir las más firmes y húmedas para comenzar con los trabajos de entrada en calor. Recién una vez que hayas hecho un trote de 15 minutos sobre ella, busca la arena más seca y blanda, y corre ahí durante un minuto a ritmo bien fuerte, como si se tratase de un sprint final en una carrera. Al terminar con esta serie, gira para buscar nuevamente la arena húmeda y firme, trotando allí un minuto de forma bien suave, como recuperación activa.
Otra buena opción, si el lugar cuenta con dunas, es realizar los ejercicios sobre desniveles, corriendo fuerte y levantando bien las rodillas a la hora de subir, y trotando muy suave al bajar.
Repite esta secuencia alternando ritmos fuertes y relajados durante 5 a 10 veces, para luego hacer una vuelta a la calma de otros 15 minutos por arena firme, corriendo a muy baja intensidad. Por último, dedícale unos 10 minutos a los ejercicios de estiramientos musculares.
¿Corriste alguna vez en la arena?