Odiado por algunos, amado por otros, el brócoli es uno de los vegetales más presentes en cualquier dieta que se precie de balanceada y saludable. Y las razones sobran. Como miembro principal de la familia de los vegetales crucíferos (a la que también pertenecen el repollo o col), la palabra "brócoli" significa "rama" o "brazo" por sus tallos en forma de cruz que parecen pequeños árboles con floretes.
Se trata de un alimento que cuando se come crudo tiene varios elementos nutritivos que puede perder durante la preparación y cocción, donde principalmente se destruyen algunos de sus antioxidantes. En este sentido, el brócoli aporta dos veces la cantidad de vitamina C de una naranja, y casi la misma cantidad de calcio que la leche entera y con una mejor tasa de absorción. Y todos sabemos de la importancia de estos nutrientes en el organismo tan exigido físicamente como el de un runner.
Pero eso no es todo, también contiene propiedades anticancerígenas y antivirales por su contenido de selenio. Diferentes estudios científicos afirman que cuando se incluyen los brócolis en la dieta regular se puede mejorar la capacidad de desintoxicación del cuerpo después de la exposición a agentes carcinógenos y oxidantes, transmitidos por medio de los alimentos y el aire, gracias al contenido de fitoquímicos llamados sulforafanos. Este vegetal es ampliamente estudiado por su aparente capacidad de combatir e incluso prevenir diferentes tipos de cáncer y otros males corporales.
En definitiva, sea por salud, por rendimiento deportivo, o simplemente por gustos, no hay motivos para no incluir al brócoli entre los vegetales que dan color a tu nutrición.
¿Incluyes el brócoli en tu dieta?