Las vacaciones suelen ser el momento ideal para que hagamos algún trote en la playa y de esta forma ganar fuerza y estabilidad, que nos beneficiarán luego en el resto de la temporada de competencias.
Correr en arena es un excelente ejercicio de fortalecimiento muscular, ya que al no existir el impacto no se genera rebote como en el asfalto. Eso sí, tu cuerpo deberá adaptarse a la nueva superficie, por lo tanto no intentes reproducir tus tiempos de la calle en la arena. Teniendo en cuenta esto, para evitar lesiones realiza previamente por lo menos 10 minutos de entrada en calor y ejercicios de movilidad articular, principalmente de tobillos, rodillas y cadera. Además, procura siempre utilizar zapatillas con medias en tus entrenamientos en la arena, salvo en algún trabajo de fortalecimiento específico. Eso sí, no hace falta que lleves tu calzado más nuevo. Claro que también podrás correr con los pies descalzos, siempre y cuando te asegures de que no hay riesgo de lastimarlos. De hacerlo, el lugar en donde entrenes debe estar totalmente libre de espías, caracoles, restos de animales marinos y otros elementos cortantes, y que la temperatura de la arena no queme tu piel.
A la hora de elegir el tipo de entrenamiento, puedes hacer tu carrera continua a un ritmo tranquilo. Si llevas un medidor de ritmo cardíaco verás que el pulso es más elevado que en la calle, no te preocupes. Además, ten en cuenta que por la arena seca es más difícil que por la húmeda. La idea es que si vas a hacer 60 minutos, trotes 30 hacia un punto y la vuelta hacia donde comenzaste, para compensar el efecto del declive hacia el mar.
Otro tipo de sesiones interesantes para aprovechar la arena son los trabajos de intervalos. Ya sea por tiempo o por distancia, la parte rápida en la arena seca y la recuperación en la húmeda.
Por último, recuerda siempre salir con el amanecer o con la puesta del sol. Esto te ayudará a aplacar el calor y a disfrutar un paisaje que en tu casa, durante el resto del año, no tienes. ¡Aprovechalo!