A partir del éxito de ventas del libro "el Chi Running" de Danny y Katherine Dreyer, muchos oímos hablar de esta particular técnica de carrera, que sirve para correr optimizando el uso de la energía y de esa manera además minimizar el riesgo de aparición de lesiones a partir de un mínimo impacto entre el cuerpo y el piso. Esta técnica está inspirada en el TaiChi, una de las artes marciales de China, que trata de crear la energía vital llamada “Chi” y conseguir que se distribuya por todo nuestro cuerpo. Los runners que lo practican tienen como objetivo formar a su cuerpo para mantenerse atentos, concentrados y calmados, haciendo movimientos que sean más eficientes y enérgicos. En el Chi Running la concentración es clave, porque sólo con ella se conseguirá trabajar nuestro centro de gravedad, manteniendo una postura hacia delante, relajando los brazos y piernas y realizando un mayor número de pasos por minuto, mucho más livianos e impactando con la parte media del pie. Esta técnica también postula que si prestamos atención a cómo corremos nuestro estrés corporal disminuirá, y así que tendremos menos lesiones, seremos más rápidos y correremos más relajados y mejor.
Dependiendo de la técnica que tenga cada corredor y de los años que lleve practicándola, cambiar al Chi Running puede llevar más o menos tiempo. El progreso de aprendizaje no se consigue de un día para otro, sino que se debe ir mejorando con el tiempo. A medida que sentirás los movimientos correctos, tu evolución irán llegando poco a poco. Es por eso que lo más común y recomendable para alguien que quiera hacerlo es acudir a un entrenador especializado en esta técnica, que luego de observarte y grabarte corriendo, te enseñará a posicionarte hacia adelante y nos corregirán, relajando la parte superior de tu cuerpo y combinando las zancadas con los sonidos de un metrónomo para que aceleres tu cadencia. ¿Alguna vez utilizaste esta técnica?