En general, cuando pensamos en los músculos tendemos a imaginar a cada uno de ellos como una sola unidad. Esto es natural porque un músculo esquelético parece actuar como una unidad independiente, pero en realidad son mucho más complejos que esto. Al diseccionar un músculo, primero se cortaría el tejido conectivo que lo recubre exteriormente, y luego en su interior, se ubicaría a las fibras musculares, que son las células musculares individuales. Estas fibras pueden dividirse en 3 tipos: lentas (o rojas), intermedias y rápidas (o blancas). Cada uno de los 3 tipos de fibras es activado por un tipo neurona motora diferente (conectada a nuestros músculos por una red nerviosa), las neuronas motoras pequeñas las fibras lentas, las medianas las intermedias y las grandes las fibras rápidas.
Veamos brevemente cada uno de estos casos. Las fibras rápidas tienen gran número de miofibrillas (que son las generan fuerza) pueden contraerse en 0,01 segundos o menos, y son capaces de generar mucha fuerza al producir fuertes contracciones, pero se agotan pronto. Su fuente energética fundamental es el glucógeno y su funcionamiento principalmente anaeróbico. Por su parte las fibras lentas generan poca fuerza, pero no se agotan con facilidad. Almacenan buena cantidad de oxígeno y gotas lipídicas, siendo su funcionamiento fundamentalmente aeróbico. Estas fibras se activan más fácilmente que las rápidas debido a que no precisan grandes cargas o aceleraciones para su reclutamiento, pero debido a su mayor resistencia necesitan un trabajo más largo para que resulten bien estimuladas para su desarrollo. En otras palabras, las fibras lentas son diseñadas para que puedan continuar trabajando por períodos prolongados. Otro punto importante es que el tejido muscular lento contiene una red más extensa de capilares que los tejidos musculares de contracción rápida y por lo tanto tiene un suministro de oxígeno mucho más alto. Además, las fibras lentas contienen el pigmento rojo de la mioglobina. Esta proteína globular está estructuralmente relacionada con la hemoglobina, el pigmento que transporta el oxígeno en la sangre. Y, por último, las fibras intermedias son una combinación entre las de las fibras rápidas y fibras lentas. En apariencia, las fibras intermedias se parecen a las fibras rápidas, ya que contienen poca mioglobina y son relativamente claras.
Nuestro cuerpo en sus músculos contiene una mezcla de todas estas fibras, aunque con diferentes proporciones de acuerdo a nuestra genética. También estos porcentajes pueden cambiar con el acondicionamiento físico y el tipo de entrenamiento que hagamos, estimulando más a unas que a otras. Por ejemplo, si un músculo se usa repetidamente para pruebas de resistencia como un maratón o entrenamientos de fondo, algunas de las fibras rápidas se desarrollarán el aspecto y las capacidades funcionales de las fibras intermedias. El músculo en su conjunto por lo tanto se vuelve más resistente a la fatiga.
¿Qué tipo de fibras sientes que tienes en mayor proporción?