Como todos sabemos, la actividad de un runner no sólo se circunscribe a correr. Hay múltiples rutinas de los llamados entrenamientos cruzados, que consta de agregar otras actividades que cumplan diferentes funciones como el fortalecimiento muscular, la flexibilidad, la técnica de carrera, el equilibrio, etc. También hay entrenamientos cruzados que tienen como objetivo optimizar y acelerar la recuperación de nuestro cuerpo luego de competencias o ejercicios duros.
En estos casos, debemos practicar actividades suaves que permita que los músculos puedan volver a trabajar correctamente después de los entrenamientos más desgastantes del running. Y entre estas actividades está caminar, a pesar de que muchos corredores olvidan que salir a dar un paseo caminando también beneficia su performance. En concreto intercalar los trabajos de running con otra actividad, en este caso caminar, fortalece y aumenta la resistencia de todos los músculos, huesos, tendones y ligamentos que se utilizan durante las sesiones de running. Además, la caminata es una gran opción para aquellos que son propenso a las lesiones o que están regresando de o rehabilitar una lesión debido a que, a diferencia de correr, caminar genera menos impacto y los tejidos sufren menos desgaste.
Otro de los beneficios de caminar es que, contrariamente a lo que ocurre con otras formas de entrenamiento cruzado, no es necesario comprar otros accesorios. Por ejemplo, para realizar natación o hacer salidas en bici necesitamos equipamiento. En cambio, para caminar no necesitamos nada diferente a lo que ya tenemos para correr. Es muy sencillo de hacer y sobre todo no requiere de un gasto económico extra.
En cuanto al mejor momento para incorporar la caminata en los entrenamientos, es después de trabajos intensos o largos, ya sean fondos o entrenamientos fuertes de pasadas. El día después de una carrera también se puede realizar una caminata para relajar los músculos y favorecer la recuperación. Caminar ayuda a mejorar la flexibilidad, sin aumentar el riesgo de lesiones. Y en general, se suele recomendar realizar unos 40 minutos a un paso ligero y parejo. Se puede utilizar un par de zapatillas que ya no utilicen para correr, pero que aún no haya perdido al 100% la amortiguación. Otros puntos importantes son mantener una buena hidratación antes y después de caminar, y realizar los estiramientos correspondientes al igual que si hubiéramos corrido.
¿Conocías los beneficios de la caminata?