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Push-ups, mucho más que entrenar pectorales

ESPN Run

Con los push-ups o flexiones de brazo se trabajan principalmente los tríceps y los músculos del pecho, pero lo cierto es que también lo hacen y de gran manera con la parte media del cuerpo. Su nombre deja en claro de que se trata: levantar el cuerpo del suelo, y en este movimiento el pectoral mayor, que es el músculo más grande de nuestro pecho es el que más trabaja. La función primaria del pectoral mayor es la aducción del brazo hacia el torso, que dicho de otro modo es es mover el brazo hacia el pecho, manteniéndolo cerca del cuerpo. Aunque es el principal, hay muchos más músculos dentro de la cinta escapular que trabajan juntos para realizar los push-ups, como el pectoral menor, el serrato anterior, el deltoides (ubicado en el hombro).

Además, entran en acción los llamados músculos anti-gravedad que son los que cuando estamos de pie en el día a día, e inclusive corriendo, utilizamos para mantener el hombro y el omóplato en la posición correcta. Tener fortalecidos todos estos músculos es algo muy importante para cualquier persona ya que nos ayudará a mantener una postura correcta y así evitar problemas como dolores de espalda. Pero para un runner es más importante aún, ya que además este el trabajo de este grupo de músculos garantiza una buena transmisión de potencia. La transmisión de potencia significa que la fuerza que con el braceo ejercido en cada zancada creas desde las manos hasta los brazos, llegando al pecho y al torso se traspasará de manera eficiente. En caso de una mala posición del hombro, la fuerza creada no se transmitirá correctamente.

Además, con las flexiones de brazos fortalecemos tríceps, espalda, el músculo recto abdominal, los oblicuos externos abdominales (oblicuos) así como los músculos interiores abdominales (oblicuos internos abdominales) y el músculo transverso abdominal, que mantiene la columna en una posición estable y neutral durante el ejercicio. Finalmente, el glúteo mayor es responsable de mantener las caderas y evita que caigan hacia delante. Involucrar los glúteos en el movimiento también previene que se caiga la columna.

Hacerlos es muy fácil, y no necesitaremos nada más que un par de metros cuadrados y el propio peso corporal. Para buscar la posición inicial deberás tumbarte boca abajo con el vientre, los brazos y las palmas de las manos planas en el suelo a ambos costados del pecho. Una vez allí, y siempre formando una línea recta entre tu cabeza, espalda, caderas y tobillos deberás levantar todo el cuerpo alejándote del suelo hasta que los brazos estén completamente extendidos. Los codos deben mirar siempre hacia atrás y mantenerse cerca del cuerpo. Con movimientos controlados regresa a la posición inicial hasta que el pecho toque el suelo nuevamente.

¿Realizás este ejercicio en tu rutina diaria?