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¿Por qué nos duele el estómago al correr?

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En mayor o menor medida, todos los runners alguna que otra vez han sufrido malestares o molestias gastrointestinales al correr. Aquí nos referimos a problemas como náuseas, vómitos, diarreas, o simplemente dolores de estómago. En el mejor de los casos, estos síntomas harán que pases un mal rato o que disminuya tu rendimiento al correr, bajando tu ritmo de carrera. Pero si persisten o se complican, pueden llegar a obligarte a abandonar el entrenamiento o la competencia y, en el peor de los casos, pueden tener implicaciones en la salud a largo plazo.

A la hora de buscar las causas de estos problemas aparecen por un lado los factores mecánicos. Concretamente aquí hablamos de los repetidos impactos propios de la naturaleza de esta actividad deportiva, que nos predisponen a la aparición de problemas gastrointestinales. Esto queda en evidencia cuando por ejemplo se observa que en las competencias de triatlón las molestias del aparato digestivo son mucho más frecuentes durante el tramo de running que durante la natación o el ciclismo. Otra causa de estos malestares está en la disminución del flujo sanguíneo en el sistema digestivo. Sucede que cuando corremos el flujo sanguíneo se redirige hacia los músculos de nuestras piernas, disminuyendo de esta manera el flujo sanguíneo en el aparato digestivo. Esto provoca que el vaciamiento del estómago y la absorción en el intestino sea más lenta, lo que favorece la aparición de síntomas gastrointestinales. En este sentido, también influye la intensidad y la duración del ejercicio que hacemos, ya que a medida que aumentamos el ritmo o que corremos más tiempo disminuye el flujo sanguíneo al sistema digestivo, por lo que comúnmente estos síntomas se agravan en carreras muy largas o a ritmos muy intensos.

Otros de los factores que influyen para que aparezcan los malestares gastrointestinales al correr tienen que ver con lo que ingerimos o no al ejercitarnos. Por ejemplo, el bajo consumo de carbohidratos durante un entrenamiento o carrera larga puede provocar hipoglucemia y, como consecuencia, la aparición de náuseas. En el lado opuesto, consumir fuentes de carbohidratos muy concentradas de golpe (como bebidas muy concentradas, o geles) puede provocar náuseas y vómitos y pueden provocar extravasación de agua al intestino (paso de grandes cantidades de agua a la luz intestinal) que pueden terminar en dolor abdominal y diarrea. Además, un exceso de carbohidratos a nivel intestinal puede hacer que disminuya su velocidad de absorción, quedando residuos de carbohidratos en el intestino que pueden provocar los síntomas.

Finalmente, la deshidratación también puede ser una de las causas de estos malestares, ya que provoca que disminuya el volumen sanguíneo y de esta manera agrava el descenso de flujo al sistema digestivo. Por el contrario, un exceso de líquido (hiperhidratación) puede provocar náuseas asociadas a hiponatremia.

¿Alguna vez sufriste dolores de estómago o problemas digestivos al correr?