Partamos de una base: las personas que hacen deporte en general tienen algo más de masa muscular que los sedentarios, y por lo tanto un mayor porcentaje de agua en su cuerpo ya que los músculos contienen más líquido que el resto de los tejidos. Ese es uno de los factores que hacen que la hidratación sea aún más crítica en los deportistas, aún en los días en los que no hay entrenamientos o que estos son de baja intensidad o duración.
Entendido esto, debemos recordar que la sed es una sensación que llega a nuestro cerebro de forma tardía, debido a que si bebemos agua en ese momento esos líquidos necesitarán un determinado tiempo para llegar a socorrer a nuestras células en déficit. Y mientras eso ocurre, las pérdidas de líquido seguirán ocurriendo, especialmente si estamos entrenando ya que aún en los casos en los que no lo notamos, estamos sudando para regular la temperatura corporal. Por estos motivos, no esperes a tener sed, e hidrátate regularmente durante todo el día bebiendo pequeños sorbos. Recuerda que esto vale tanto para los entrenamientos como para el resto de la jornada, cuando estés trabajando, estudiando o simplemente descansando.
Por otro lado, si vas a hacer entrenamientos prolongados, de más de una hora de duración, contempla la posibilidad de incluir bebidas isotónicas en tus sesiones. Estas bebidas están formuladas para reponer no sólo líquidos, sino también parte de las sales minerales que perdemos con el sudor, como el potasio o el magnesio, y especialmente el sodio, indispensables para funciones de nuestro organismo como la contracción muscular. También aportan hidratos de carbono en porcentajes adecuados, lo que te ayudará no sólo a reponer energías sino también a asimilar las bebidas de una forma más rápida. De esta manera, conservando el equilibrio de los fluidos celulares de tu cuerpo, no sólo cuidarás tu salud, sino que además rendirás mejor a la hora de correr.
¿Cuántas veces al día te hidratas?