Cuando se piensa en correr, sin importar el nivel, uno de los primeros pasos es definir el volumen o kilometraje de entrenamiento que haremos. En este momento la pregunta más común es saber qué frecuencia semanal de entrenamientos seguir, si debemos correr todos los días, día por medio, dos veces, etc. No obstante, lo que no hay que perder nunca de vista es que la forma de establecer un número óptimo de sesiones semanales va de acuerdo al nivel del corredor. Si bien todo va a depender de cada caso en particular, de la evaluación previa por parte de un entrenador, y de una planificación en base a factores como historial deportivo, objetivos, etc., para simplemente marcar una idea ilustrativa podríamos dividir en tres grandes grupos.
En primer lugar veamos qué pasa con los principiantes, y aquí hablamos de aquellos están empezando en este deporte y transitan sus primeros meses en el running. Normalmente lo indicado en estos casos es no entrenar en días consecutivos. Las rutinas de entrenamiento suelen programar de 2 a 3 días de a la semana, con sesiones cómodas que vayan adaptando al cuerpo de una realidad que muchas veces es sedentaria o se acerca a ello, hasta la de un corredor. En los días libres, los entrenadores suelen recomendar practicar alguna actividad con menos impacto, como caminar, andar en bicicleta o nadar.
Para el caso de los intermedios, que ya cuentan con alguna experiencia, buena parte de las planificaciones establecen correr en promedio cuatro días a la semana. Esto permite realizar dos sesiones consecutivas sin interrupción, una de ellas con menor intensidad. Y para los avanzados, que ya tienen más de dos o tres temporadas en el running, dependiendo de su nivel, objetivos y estado actual la idea es entrenar un máximo de seis días por semana. En algunos días, se puede optar por dos sesiones, pero siempre respetando el equilibrio entre el volumen y la intensidad de los entrenamientos. Hay que entender que todo lleva su tiempo, y nunca perder de vista que entrenar más no siempre significa rendir más. Debes que darle a tu cuerpo los tiempos necesarios para que el entrenamiento haga su efecto, de lo contrario no sólo que no progresarás, sino que además tus resultados serán cada vez peores. En otras palabras, si excedes estos límites puedes tardar incluso más tiempo para alcanzar el rendimiento deseado. El entrenamiento semanal excesivo puede causar lesiones, pérdida de motivación, desequilibrios en el sueño y problemas a la hora de recuperarte. Por todo esto intenta aumentar la frecuencia del entrenamiento de acuerdo a los objetivos de las pruebas y el rendimiento, y nunca olvides que un entrenador es fundamental a la hora de realizar una rutina personalizada y su seguimiento.
¿Conoces cuál es tu número óptimo?