El running es un deporte que produce un impacto constante en nuestro cuerpo, con cada zancada que hacemos. Nuestros pies, rodillas, piernas, columna, etc. de alguna manera sufren los repetidos golpes al correr. Se trata de impactos que se transmiten principalmente a través del sistema óseo, de tal modo que el reparto de toda esa fuerza sobre la planta del pie es vital para evitar lesiones. Así, la forma en que el pie del corredor entra en contacto con el piso no es igual para todos los runners. Y, si no se hace correctamente, lo usual es que se produzcan dolores frecuentes. Para eso es importante saber cómo nos movemos realizando un estudio de la pisada. Corregirlo con zapatillas y plantillas especiales puede evitarte lesiones ya que las desviaciones mecánicas responden a una mala alineación de la pierna cuando se entra en contacto con el piso.
Básicamente existen tres tipos de pisada: neutra, pronadora y supinadora. La primera, también llamada apoyo de pie universal se da cuando los tobillos no tienden a girar ni hacia el interior del pie ni hacia el exterior cuando corremos. En este caso, el eje imaginario que se describe al correr desde el tobillo hasta la planta del pie describe una línea recta respecto a la horizontal. Esta pisada responde a un movimiento natural que comienza con un apoyo con la parte externa del tobillo para pasar después a una ligera pronación (hacia dentro) ejercida por el mediopié y el posterior empuje o despegue que realizan el primero y segundo metatarsiano. Cerca del 40% de los corredores tiene pie neutro. Por eso, no requieren corrección.
En los siguientes posteos nos ocuparemos de los otros tipos de pisadas, sus características y qué tipo de calzados necesitas en cada caso para tener una mejor experiencia en el running.
¿Conoces que tipo de pisada tienes?