La hernia de disco es uno de los motivos más comunes para la aparición del dolor lumbar, dolores en las piernas y hasta en el cuello. Suele comenzar en la parte más baja de la espalda, y entre los runners ocurre mayormente debido a la constante presión a la que son sometidas las vértebras con los impactos repetidos al correr.
Nuestra columna está formada por 24 vértebras y entre cada una de ellas están los discos, cuya función es amortiguar los impactos. El disco es semejante a una rosquilla gelatinosa, recubierta por una capa más rígida. La hernia de disco ocurre cuando la capa externa se rompe y el material blando pasa por ella. Cuando esto ocurre aparece un dolor en la zona de la columna, aunque también por presiones en los nervios raquídeos es común que se presenten adormecimientos, sensación de hormigueo o debilidad en las piernas. También, aunque es más raro que ocurra, puede aparecer entre los síntomas la pérdida de control de la vejiga o los intestinos.
A la hora de hablar de las causas, una de las principales es el exceso de peso corporal, que lógicamente aumenta la presión sobre los discos. También hay factores genéticos, aunque lo más gravitante gira en torno a hábitos negativos como el sedentarismo. En la mayor parte de los casos no hay necesidad de tratamiento quirúrgico, el problema se resuelve solo con reposo, aliado al tratamiento de los síntomas a través de antiinflamatorios, terapia física e inyección epidural de esteroides (para reducción de la inflamación local). En casos más graves, el tratamiento quirúrgico consiste en la microdiscectomía, procedimiento que remueve la parte herniada del disco y cualquier fragmento que haga presión sobre el nervio. Si bien los riesgos de la intervención quirúrgica son bajos, no se pueden descartar totalmente infecciones, daño de los nervios y hernia de disco recurrente, por lo que las cirugías por lo general tratan de evitarse en lo posible.
¿Conocías este tipo de lesión?