1. Yermin Mercedes dijo "se acabó". Tiró la toalla y luego se retractó. Había anunciado su retiro indefinido del béisbol. Decisión apresurada y cuestionable, aunque tenga su razón para estar molesto. Y es que las armas no se entregan al enemigo. Se alza la cabeza y se sigue luchando, no importa que su democión a triple A-Charlotte, hace alrededor de 20 días, significara un retroceso gigantesco después de ser la sensación de las Mayores en el mes de abril, cuando ganó el premio de Novato del Mes y promedió por encima de .400. El mánager Tony La Russa cumplió su palabra. Adherido a los viejos códigos de conducta del juego, dijo que habría consecuencias por el jonrón que pegó Mercedes al jugador de cuadro Williams Astudillo, de los Minnesota Twins, en un partido con marcador desproporcionado. Y las hubo. Entonces muchos creímos que eran exageraciones de La Russa, pero no fue así.
2. AL MÁNAGER Y MIEMBRO del Salón de la Fama de Cooperstown y segundo timonel con más victorias en la historia de MLB (2,786), entonces no le tembló el pulso para exponer públicamente a su discípulo. Resulta imposible comprobar si esta fue la verdadera causa, pero a partir de aquel fatídico swing, Mercedes se apagó. Lo demuestra su línea ofensiva de .162/.236/.207, (18 en 111 turnos). Con semejantes números, La Russa tuvo en sus manos los argumentos para acabar de tirarlo por el despeñadero, dejando claro que con él se respetan, sí o sí, las reglas no escritas del béisbol. La caída fue tan traumática que Mercedes escribió un desgarrador It's over sobre fondo negro en Instagram, publicación que posteriormente borró de su cuenta. Así, el hombre que pasó 10 temporadas en las menores y debutó en MLB a la poco común edad de 28, entregaba las armas.