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Diez años y contando...

ESPN

Era el 23 de Mayo de 2010. Estadio Nemesio Diez Riega. 15:20 horas, aproximadamente. Gran Final del Bicentenario 2010. Toluca vs Santos Laguna. El marcador, empatado a 2 en el global, obligó a la definición del campeonato desde los once pasos. Los laguneros habían dejado escapar hasta en dos ocasiones la gloria por increíbles fallas de Matías Vuoso y Carlos Morales.

La muerte súbita llegó. Se perfila Fernando Arce para pegarle con la pierna derecha. En la portería, Alfredo Talavera brincaba y se movía de un lado a otro sobre la línea de gol. Retador, el arquero de los Diablos Rojos estiraba el brazo derecho como pidiéndole al nacido en Tijuana que se atreviera a patear el balón hacia ese costado. El escenario era perfecto. La antigua tribuna de sol general, de múltiples remodelaciones para albergar dos Copas del Mundo y colmada de enardecidos aficionados escarlatas que desbordaban una pasión imposible de contener, fue testigo de cómo el camisa 5 de los Guerreros puso el esférico en la zona en la que lo esperaba el oriundo de La Barca, Jalisco, consumándose así el título número 10 del Deportivo Toluca.

Los Choriceros mantenían, con ese nuevo y bello trofeo, conmemorativo por cierto de los 200 años del inicio de la Independencia Nacional y el Centenario del inicio de la Revolución Mexicana, su dominio en el futbol azteca. Desde la inauguración de la Segunda Época de Oro en la historia del Club con la obtención de los títulos del Verano del ´98, ´99 y 2000, prologándose con los conquistados en los torneos de Apertura ´02, ´05 y ´08, el color rojo era el que brillaba con más intensidad en el firmamento futbolístico en México.

Lo lograban con un técnico sí y con otro también: Enrique Meza levantó 3. Le siguieron Alberto Mario Jorge (léase Ricardo La Volpe), Américo Rubén Gallego y en un par de ocasiones más José Manuel De la Torre. Ellos supieron aprovechar la tendencia de un equipo que funcionaba con quien estuviera en el timón y a pesar de la natural salida y llegada de jugadores cada año, quienes lograron demostrar que sabían muy bien qué escudo defendían, qué camisa portaban y lo que su color, historia y tradición significaban. Incluso a nivel directivo, los hombres de pantalón largo no desentonaban. Rafael Lebrija primero y Fernando Corona (qepd) después, tomaron decisiones que alcanzaron el objetivo principal, el de ser campeón.

A partir de ese mes de mayo de 2010, el Deportivo Toluca intentó, sin éxito, mantener esa seguidilla de triunfos. Estuvieron muy cerca de la estrella once en el Apertura 2012 pero cayeron en casa ante los Xolos de Tijuana. Esa vez, el factor 'Ojitos' Meza no fue suficiente.

Después llegó a la dirección técnica el gran ídolo José Saturnino Cardozo, quien estuvo a un gol de ser campeón de la CONCACAF, pero Cruz Azul en el mismísimo infierno se lo impidió. Llegó con sus amados Diablos a varias semifinales ligueras pero estuvo lejos de obtener el campeonato. Luego arribó otro grande, muy grande al banquillo de los pingos: Rolando Hernán Cristante Mandarino.

El poseedor del récord de imbatibilidad en el balompié mexicano y 5 veces campeón de Liga, estuvo más cerca de la gloria que Pepe y por partida doble. Sin embargo, perdió en las finales de Copa primero, ante Necaxa, y de Liga después contra Santos Laguna en La Bombonera, en un año 2018 en el que la afición roja pudo haber festejado de manera apoteósica y en todo lo alto, el Centenario del equipo de la capital del estado de México, que se había cumplido un año antes, en 2017, y que incluyó la extraordinaria remodelación del inmueble de la Av. Morelos, el que fuera en los años cincuenta el Campo Patria, después bautizado como Parque Luis Gutiérrez Dosal, luego Toluca 70, Toluca 70-86, nombrándose finalmente, desde el 3 de junio de 2010 como lo conocemos actualmente, Estadio Nemesio Diez Riega. Pero el festejo no llegó.

Después de Hernán, vinieron torneos aciagos. La directiva que nunca ha dejado de encabezar Don Valentín Diez Morodo, decidió apostar por aquellos entrenadores que le habían dados campeonatos. Primero La Volpe y ahora el 'Chepo' De la Torre. Los resultados sin embargo han sido deprimentes, decepcionantes y hasta insultantes. El actual prestigio futbolístico de los Choriceros se ha puesto en entredicho. Las decisiones del pasado han sido lapidarias. Los números son fríos y no mienten.

No cabe duda de que estos momentos de transformación, deben ser el parteaguas para que quienes tienen la encomienda de dirigir a un Club Grande, así, con mayúsculas, del fútbol mexicano, apliquen una reingeniería que logre recobrar el lustre, el brillo y, sobre todo, los títulos para el máximo ganador de ellos en la historia de los torneos cortos en México.

El Toluca tuvo que esperar 23 largos años entre un campeonato y otro. De 1975 a 1998. Fueron muy duros y complicados. No creo que la afición tolucense vuelva a soportar tanta sequía de títulos. Pero, ya van 10 y contando.