<
>

De Bahía Blanca al Cilindro: los primeros pasos de Lautaro Martínez en Racing

Hay días que parecen comunes, pero se convierten en punto de partida de algo grande. El 31 de octubre de 2015, Avellaneda respiraba fútbol y promesas. En la tarde templada, con el Cilindro vestido de celeste y blanco, un chico de 18 años, tímido pero con fuego en la mirada, reemplazó a un ídolo. Diego Milito dejaba la cancha, y Lautaro Martínez entraba por primera vez al césped sagrado de Racing Club.

Fue apenas un puñado de minutos en la victoria ante Crucero del Norte. Pero en esos minutos hubo una herencia, un traspaso simbólico: el ídolo que se iba y el heredero que nacía. Racing ganaba un partido, pero sobre todo, ganaba un futuro.

Lautaro Martínez, de Bahía Blanca al sueño

Lautaro había llegado desde Bahía Blanca, donde creció jugando en Liniers, con el corazón dividido entre la pelota y el sacrificio. Boca lo había rechazado en una prueba por “falta de potencia”, y fue Racing quien lo abrazó, quien vio en él lo que otros no. A los 16 años se instaló en Avellaneda, vivió en la pensión del club y empezó a romper redes en las Inferiores: 50 goles en 50 partidos en la Sexta División, pura señal.

En la Reserva siguió marcando, con ese estilo que lo define hasta hoy: potencia, instinto, hambre. En Racing lo vieron crecer rápido. No tardó en ser parte del plantel profesional, donde esperó su momento sin ansiedad, con respeto y con la convicción del que sabe que su historia está a punto de comenzar.

El debut de Lautaro Martínez en Racing: cuando el Cilindro rugió distinto

El destino quiso que debutara reemplazando a su ídolo. “Sueño con jugar en un Cilindro lleno y ser como Milito”, había dicho tiempo atrás. Aquella tarde, el sueño se hizo realidad. No hubo gol, pero sí una sensación inconfundible: la de que algo nuevo empezaba.

Aquel cambio en el minuto 77 fue más que una sustitución. Fue un relevo generacional, el instante en que un joven tomó el testigo de un símbolo y empezó a construir su propio mito.

El crecimiento de Lautaro Martínez en Racing y la partida al Inter

De a poco, Lautaro empezó a ganarse su lugar. En 2016 alternó minutos; en 2017 se consolidó como titular. Llegaron los goles, los festejos con el gesto del “Toro”, la convocatoria a la Selección juvenil y el interés de Europa. En 2018, Inter de Milán lo compró y lo llevó a Italia, donde su carrera explotó.

Pero Racing siempre quedó en su relato. “Racing me formó como jugador y como persona. Todo empezó ahí”, recordó años después, ya campeón del mundo. Porque el Toro podrá rugir en cualquier estadio del planeta, pero su primer bramido fue en Avellaneda.

El legado de un debut

A veces, los grandes comienzos se disfrazan de instantes breves. Lautaro jugó pocos minutos aquel 31 de octubre, pero alcanzaron para abrir una historia que hoy llena vitrinas y orgullo albiceleste. Fue el debut de un chico, sí. Pero también el nacimiento de un símbolo moderno de Racing, de la Selección, del fútbol argentino.

Ese día, el Cilindro no lo sabía todavía. Pero estaba viendo al futuro.