Nicolás De La Cruz contó que sufrió el cierre del 2024 desde un punto de vista físico, y habló de cómo esto afectó su adaptación a Flamengo.
En entrevista con el portal de Globo Esporte (GE), el uruguayo expresó que su etapa en el Flamengo comenzó de buena forma y que logró adaptarse a las particularidades del fútbol brasileño, habiendo llegado desde River Plate en enero de 2024.
Si bien consiguieron el Campeonato Carioca, el paso de los meses hizo que se comenzara a sentir mal desde lo físico. “Comenzaron los dolores y sufrí algunas lesiones pequeñas que se fueron agravando con el paso del tiempo. Quise cambiar algunas cosas de mi vida cotidiana para volver a sentirme pleno, porque siempre voy a querer estar dentro de la cancha”, contó el uruguayo.
La Copa América con la Celeste también fue un punto de quiebre para De La Cruz, ya que implicó “un desgaste mental importante” para el futbolista. “Me costó mucho hacia el final del año. Creo que después de la Copa América, que para mí fue de un desgaste mental importante, mi nivel comenzó a bajar considerablemente y soy el primer responsable y el primero en ser autocrítico sobre eso. Después, en el final del año, cuando llegó Filipe Luis, que empezamos a hablar y a entender lo que él esperaba de mí, ahí todo volvió a reconstruirse. Creo que no terminé el año de la mejor manera, pero ya estoy pensando en cómo será el 2025, fue lo que intenté hacer en las vacaciones”, señaló.
A pesar de estos aspectos negativos, De La Cruz destacó lo positivo que ha sido tener compañeros uruguayos en el día a día, como son Giorgian De Arrascaeta, Matías Viña y Guillermo Varela. “Yo conocía Flamengo desde afuera por lo que me contaban Giorgian y Matías en la Selección Uruguaya. Quería conocer cómo era el mundo Flamengo por dentro y encontré todo lo que imaginaba. En ese sentido fue muy importante para mí llegar a un club que sabía lo que quería, su objetivo”, expresó.
El mediocampista también remarcó que tenía claro que tenía que rendir y que el alto precio que el club había pagado por él también representaba “un compromiso y una responsabilidad” que sentía por dentro.
El arribo al Mengao fue muy motivado por sus compañeros uruguayos. “Me mandaban mensajes preguntándome: ¿vas a venir? ¿Te esperamos? Creo que la insistencia de Giorgian me hizo decidirme a venir”, contó. También habló de las dificultades que representan llegar a un país nuevo, con un idioma diferente, y que su familia también tenga que adaptarse a todo. “Fue una decisión que tomé en conjunto con mi familia y es un desafío grande. La relación con los compañeros uruguayos ayudó, porque sabía que iba a estar bien rodeado ante cualquier circunstancia que pudiera ocurrir. Vivimos los cuatro en el mismo complejo entonces vamos caminando de nuestras casas a la de los otros. Nos ayudamos en el día a día. Estamos lejos de nuestras familias de Uruguay, entonces tener a esta segunda familia es importante”, comentó.