MADRID -- Era una noche para la calma, la tranquilidad y la cabeza. Una noche perfecta para el disfrute futbolístico. Para ir con la familia al estadio y disfrutar, no sin confianzas, de una jornada de Champions League en la que el Real Madrid tenía que hacer bueno el 1-3 de la ida. Sin embargo, el Madrid se complicó de tal forma que quiso hacerlo todo a su manera.
Y esa manera blanca es la épica. No le vale de otra forma a la actual plantilla de Ancelotti. ¿Que lo normal es estar concentrados atrás? Pues a desconcentrarse. ¿Que lo suyo es morder en algún tramo de la primera parte para asustar al Chelsea? Pues no se llega con peligro. ¿Y que lo habitual sería no tener fallos de concentración en las vigilancias? Pues a hacer aguas para regalar dos goles.
Así, a la manera blanca, el Chelsea llegó a ponerse con un 0-3 que asustó a los blancos. Ahí, y sólo ahí, con el miedo de la eliminación acechando desde lo más alto del Santiago Bernabéu, el Madrid sacó su maletín de épica y repartió varios carnets para eliminar al Chelsea “a su manera”.
Como si fuera Frank Sinatra en el Madison Square Garden, Luka Modric dio un pase estratosférico con el exterior para servir en bandeja un balón que Rodrygo Goes, el pequeño Mr. Champions brasileño, rematara a la red metiendo al Madrid en la eliminatoria a su manera.
Y como si fuera otro miembro del Rat Pack, ya en la prórroga y con esa media sonrisa que sólo él tiene, Karim Benzema guiñó el ojo al croata y dijo bien alto: “Los balones a nosotros y que Camavinga y Valverde se encarguen de cubrirte las espaldas”.
Así llegó el gol clave que volvía a meter al Madrid en semifinales: recuperación estelar de Camavinga, centro fabuloso de Vinícius Júnior y cabezazo inapelable de Karim Benzema para poner el definitivo 2 a 3 en el marcador.
Atrás quedaba la mala vigilancia de David Alaba en el primer gol, la polémica con la que Antonio Rüdiger marcó el segundo tanto de cabeza y solo en el área, y la pasividad ante la internada de Timo Werner para que marcara el tercero. Incluso, atrás también quedó el susto del gol anulado por el VAR a Marcos Alonso tras pegarle el balón en la mano antes de marcar.
El Real Madrid festejó, entonces, por todo lo alto. Ni el miedo ni los nervios pudieron con el equipo de un Carlo Ancelotti que, también a su manera, hizo bueno con el resultado final un planteamiento táctico un tanto conservador. Todo, críticas incluidas, queda atrás porque el Madrid pasó de ronda. Nada, ni nadie, puede poner un pero a esta plantilla y lo que está consiguiendo, a su manera, con un potencial futuro muy grande, pero con un presente que deja a las claras varias lagunas.
Líderes en LaLiga con ventaja suficiente como para no pasar apuros en el último tramo y orgullosos de haber llegado a semifinales. En los últimos 12 años, el Madrid ha llegado 10 veces a estas alturas de la Champions League. Eso no es casualidad. Puede complicarse más o menos, pero los blancos vuelven a sonreír en el máximo escenario europeo y, además, cantar que siguen con sus opciones intactas “a su manera”.