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La final especial que vivirán los extranjeros propietarios de Inter y Manchester City en Champions

Steve Zhang, dueño de Inter, y Mansour bin Zayed Al Nahayan, de Manchester City, pondrán a prueba sus proyectos en la final de la UEFA Champions League ESPN.com

Cuando la pelota comience a rodar en la final de la UEFA Champions League entre Inter y Manchester City el próximo sábado 10 de junio, que se podrá ver por Star+ (solo para Sudamérica), rodarán con ella la adrenalina, los sueños, las ilusiones... y los billetes. Fuera del recinto de juego en Estambul, se jugará un partido económico entre China y Emiratos Árabes, las tierras de los 'dueños' de ambos clubes, que pese a sus multimillonarias inversiones llevaron a cabo dos proyectos muy distintos de gestión, no solo por la estabilidad a lo largo del tiempo de uno u otro, sino también por los objetivos.

El caso Inter

Con apenas 31 años, el chino Steven Zhang maneja a gusto y placer un club heredado de su padre, propietario del conglomerado Suning, que compró el 68,55% del paquete accionario. Con apenas 24 años, le hicieron un obsequio muy particular: una institución histórica y emblema del fútbol italiano y mundial.

Zhang aceptó el desafío, ideal para despegarse del ala de su padre, Zhang Jingdon. Convivió con la paradoja de la preocupación de los tifosi de dejar el club en manos extranjeras, pero también con la ventaja de que no fue el primero, porque tras la venta de Massimo Moratti en 2013 llegó el indonesio Erick Thohir, quien no tuvo éxito y vendió para quedarse con un porcentaje ínfimo del paquete accionario apenas tres años después. Pero Zhang tuvo el beneficio de la duda y convenció: fue haciendo un proyecto hormiga que volvió a poner a Inter en una final de Champions después de 13 años.

Los capitales chinos llevaron muchos sponsors de su país y muchas figuras a las que sedujeron con muchos ceros. Los primeros refuerzos del nuevo Inter fueron Lukaku, Eriksen, Hakimi y Antonio Conte, el primer DT del proyecto. Además, le robaron a Juventus a Beppe Marrotta, el directivo deportivo que construyó a la Vecchia Signora dominante de hace una década.

Consiguió aire con el Scudetto en 2021 y se sumó a la moda del rebranding, cambiando el escudo del club para horror de sus hinchas más añejos y dando más libertad para el diseño de camisetas, lo que para algunos -pasa en todos los clubes- es atentar contra la tradición. En el caso de Inter, el aliciente es que algo parecido pasó en una etapa muy complicada para la vida de la institución, como fue el fascismo. Allí el club no solo debió cambiar su nombre, porque se entendía hacía referencia al internacionalismo socialista, sino también su camiseta, pasando a lucir una indumentaria blanca con una cruz roja y cambiando su nombre a Società Sportiva Ambrosiana y años después Società Sportiva Ambrosiana-Inter.

Pero el elefante en la habitación de Inter tiene cinco letras: deuda. Esa fue la razón por la que Moratti vendió al club en 2013 después de 18 años a cargo (sin contar los años de propiedad, porque su padre dirigió la institución desde el 55 al 68). Además, los síntomas de que el problema sigue existiendo están a la vista: en 2021 el club debió desprenderse de sus figuras (Lukaku, Hakimi), y bajo la gestión de Zhang profundizó su endeudamiento. En enero de 2022, emitieron bonos por un valor superior a los 400 millones de euros con vencimiento en 2027 y los rumores sobre una posible venta comenzaron a esparcirse, aunque el equipo en lo futbolístico comenzó a crecer.

Pero más allá de los números, el mérito de Zhang fue el de construir un modelo de gestión tutelado -apoyándose en el histórico Javier Zanetti, su vice, y el propio Moratti, que hace de asesor-. Y el camino terminó abriéndose y guiando al club a Estambul para enfrentar a Manchester City, después de haber eliminado en semifinales a Milan, su máximo rival. El sábado10 de junio, Inter buscará patear hacia el arco de Ederson, para al otro día seguir pateando los vencimientos que lo apremian.

El caso Manchester City

El del City es un caso más conocido. Conocido como un club-Estado y señalado por sus competidores que lo denuncian sistemáticamente por violar el fair-play financiero, Manchester City fue comprado en 2008 y pertenece al City Football Group, un conglomerado compuesto en su mayoría por capitales emiratís (78%) y completado por chinos (12%) y estadounidenses (10%). Quien maneja la batuta es Mansour bin Zayed Al Nahayan, miembro del gobierno de Emiratos Árabes, que más allá de la polémica llevó adelante un proyecto muy ambicioso a todo nivel.

Al igual que Inter, el club tuvo un propietario previo que no obtuvo los mejores resultados: el tailandés Thaksin Shinawatra, que lo había adquirido un año antes (por 121 millones de euros) y, por diferentes motivos, lo vendió un año después al Abu Dhabi United Group for Development and Investment, empresa que tiene como subsidiaria al City Group en la actualidad.

El ascenso fue meteórico: de pelear en mitad de tabla y alegrarse con la permanencia en la Premier League a dar pasos fuertes. Hablamos de un club cuyo último título hasta ese entonces había sido el de campeón de la Segunda División Inglesa en 2001/02. Primero sacó la chequera y compró a jugadores muy valorados (como Robinho), hasta que en la temporada 2010/11 coronó los esfuerzos con un primer título, al obtener la FA Cup y, un año después, la Premier League con aquel histórico gol de Sergio Agüero ante Queens Park Rangers sobre el final para desatar la locura en Manchester.

Consumados los primeros pasos, el City fue consiguiendo otros títulos locales como la Community Shield y la Copa de la Liga, pero lejos de pelear en Champions. Allí fue que sus dirigentes entendieron que, a pesar del amplio flujo de capital, no alcanzaba sin la construcción de un proyecto. Además de las figuras que acercaban mercado a mercado de pases, atrajo a Guardiola para que comenzara a desarrollar su estilo de juego, que le valió ser subcampeón de Champions en 2021/22 y semifinalista en 2022/23.

Manchester City es, de hecho, la institución en la que Pep ha permanecido por más tiempo (ocho temporadas), el doble que en Barcelona, el club de sus amores y desde donde se fue en busca de nuevos desafíos.

Por otro lado, comenzó a adquirir clubes alrededor del globo para pelear en otras ligas y captar talentos en todos los continentes, además de consolidar al City Group y construir sociedades, como con la adquisición del Girona, club manejado por Pere Guardiola (hermano de Pep).

La espina, tal y como le pasa a PSG (también considerado un club-Estado), es que a pesar de los millones y millones invertidos en el club, todavía no ha podido ganar la UEFA Champions League, un objetivo que acaricia en esta edición donde parte como amplio favorito ante Inter y en el que puede consolidar todo el proceso iniciado 15 años atrás.