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En una final de Champions League muy pareja, Manchester City se coronó ante Inter porque encontró primero el gol

Manchester City es campeón de la UEFA Champions League por primera vez en su historia tras derrotar este sábado por 1-0 a Inter en una final parejísima, que no reflejó ni por asomo el favoritismo previo que traía el equipo inglés y se decidió simplemente porque fue el único que acertó una vez frente al arco.

Cuando el español Rodri encontró un rebote ideal, que tuvo una cuota importante de suerte, y rompió el 0-0 a los 67, ya se había esfumado hacía rato la idea que existía antes del pitazo inicial en Estambul de que el conjunto de Pep Guardiola iba de banca.

Porque nunca estuvo cómodo en la cancha. Porque Inter le trabó todos los caminos, a pura intensidad. Porque Inzaghi le ganó la batalla táctica a Guardiola.

Pero el City es el City.

Y aun en las peores condiciones, siempre tiene un truco en la manga.

Y esa magia apareció justamente en el gol, con un pase en cortada exquisito del suizo Manuel Akanji, que encontró a Bernardo Silva que se filtraba por el sector derecho del área. El español tiró un centro por bajo que rebotó en un defensor y la pelota salió mansita hacia el medio del área.

El resto es historia. Buena definición de Rodri y todos los de celeste saliendo a festejar.

No obstante, el concepto de la paridad no sólo se había verificado hasta ese momento, sino que se siguió constatando hasta el segundo final del partido.

A tal punto que Ederson terminó siendo la figura. Sobre el epílogo le sacó con la pierna un cabezazo a quemarropa al belga Lukaku, y en la última -ya en tiempo de descuento- atajó otro remate envenenado de cabeza, esta vez del alemán Robin Gosens.

Esa acción cerró el encuentro y desató los festejos citizens.

EL PRIMER TIEMPO

El trámite del primer tiempo tuvo dos porciones: en la primera, Inter sorprendió al City con una gran intensidad y sacrificio físico. Le cerró todos los espacios, no le permitió jugar cómodo en ningún sector y hasta le clausuró parcialmente -porque Erling Haaland siempre se las ingenia para inventar algo y así lo hizo- el contraataque.

Con el equipo inglés desorientado, hasta generó algunas chances de gol, aunque ninguna de gran claridad.

Inzaghi realizó un planteo muy inteligente. La única duda era cuánto tiempo podría el Inter sostener esta intensidad, sobre todo si no abría el marcador.

La segunda porción del primer tiempo se dio a partir de los 25 minutos, ya que desde ese momento el City le empezó a encontrar la vuelta al encuentro, serenando un poco su salida desde el fondo y encontrando más lugar a las corridas de Haaland o bien de los laterales.

A los 35 minutos se produjo una inflexión en la final. El belga Kevin De Bruyne debió salir reemplazado por una lesión muscular. Aunque no había producido demasiado hasta ahí, De Bruyne es siempre promesa de claridad y asistencias. Por él ingresó el inglés Phil Foden.

Foden no le aportó demasiado el equipo celeste y, para colmo, cuando debió ejecutar de pelota parada, lo hizo de mala manera.