El Benfica portugués, el PSV Eindhoven holandés y el Estrella Roja serbio se convirtieron en los últimos equipos en lograr la clasificación para la fase de grupos de la Liga de Campeones 2018-19 tras superar sus respectivas eliminatorias previas.
El Benfica tenía un complicado duelo ante el PAOK de Salónica en Grecia después del empate a uno cosechado como local. Lo ganó por 1-4, pero se le puso en contra a los trece minutos al culminar Prijovic una impecable acción ensayada.
Sin embargo, reaccionaron los lusos cuando Jardel marcó de cabeza a la salida de un córner. Ese tanto fue el anticipo del 1-2, transformado por Salvio de penalti. El argentino sacó así oro de un clamoroso fallo del guardameta Paschalakis, quien peleó por evitar que el esférico saliera por la línea de fondo y acabó provocando una pena máxima tras no poder agarrarlo.
Siguió la inspiración del Benfica, que antes del descanso aumentó su renta con un tiro desde la frontal de Pizzi. De vuelta al verde tras el intermedio, un penalti de Fernando sobre Jardel volvería a anotarlo Salvio. Después de ese duro golpe buscó recortar la distancia un PAOK que incluso se encontró con la madera, pero sus intentos fueron infructuosos, más cuando se quedó con diez al ser expulsado Matos.
El PSV encaraba el duelo ante el BATE Borisov bielorruso con la necesidad de hacer bueno el 2-3 conseguido a domicilio. Bajo una intensa lluvia, los de Marc Van Bommel comenzaron avisando con una falta que Lozano estrelló en el larguero.
Sí acertaron cuando Bergwijn dio continuidad a un balón peinado por De Jong. Más tarde sería el propio De Jong el autor del 2-0 gracias a un buen remate de cabeza. Y en la segunda parte, Lozano puso la guinda culminando una gran acción individual nacida de una contra (3-0).
Más emoción tuvo el enfrentamiento entre el Red Bull Salzburgo y el Estrella Roja. El 0-0 de la ida daba opciones a ambos conjuntos y en la primera parte fueron los austríacos quienes tuvieron las ocasiones más claras, llegando incluso a adelantase con un remate de Dabbur. No se quedaría ahí el hambre de gol del delantero, que aumentó su cuenta personal en el 48 desde los once metros.
Pero contra todo pronóstico, en minuto y medio cambió el panorama. Después de una multitudinaria tangana que calentó los ánimos, el conjunto visitante consiguió empatar (2-2) con dos dianas de Ben Nabouhane tras jugadas que habían nacido de faltas aisladas en el centro del campo.