NÁPOLES (Enviado) -- San Paolo a medias. La expectación, absoluta, que despertó en Nápoles la presencia del Barcelona, con Leo Messi al frente, en el templo de Maradona, quien desde Argentina mostró su deseo de una victoria local, no se correspondió finalmente con la entrada en el viejo estadio, al que, de acuerdo a varias fuentes locales, acudieron unos 43 mil aficionados, unos 14 mil menos de los que llenaron sus gradas con ocasión de la visita del Real Madrid en los octavos de final de la temporada 2016-17.
Los precios de las entradas para el encuentro de este martes, los más altos de la historia del club y que oscilaban entre los 70 y los 250 euros, provocó el enfado de los aficionados locales, enfrentados al presidente y que protestaron ante esta política económica. Los abonados, de hecho, no tienen ninguna clase de descuento, ni jubilados ni jóvenes. Solamente los menores de 12 años, que entren en el paquete ‘Tribuna Family’ (cuyo precio es de 120 euros) tienen un coste reducido de 40 euros.
La diferencia respecto a la eliminatoria frente al Real Madrid es evidente. La escalera de precios este martes empieza en los 70 euros, pasa a los 120, luego 130, a continuación 190 y por fin los 250. Hace tres años, en la eliminatoria frente al conjunto merengue, las mismas localidades tenían un coste de 50, 80, 100, 150 y 190 euros.
La agrupación de ultras del Napoli anunció su intención de boicotear el partido, afirmando a través de un comunicado que los precios instaurados por Aurielio De Laurentiis “son un castigo a la ciudad” para explicar su renuncia a acudir a animar al equipo de Gattuso, por más ilusión que provocase el estreno del Barcelona en el estadio napolitano y la expectación levantada por la presencia de un Messi alrededor del cual se han multiplicado en estas dos jornadas las comparaciones con Maradona…
Solventando, casi todo el universo napolitano, que Diego sigue siendo Dios en esta ciudad por más que la admiración por Leo se distingue igualmente de forma unánime.