Junior llegó a la final del Torneo Finalización de la Liga Betplay con méritos suficientes tras ganar un exigente Grupo A por encima de América de Cali, Atlético Nacional y Medellín. Sin embargo, su camino no fue fácil y dejó una preocupación evidente: la fragilidad defensiva. En cuatro partidos empezó perdiendo, dos de ellos en el Metropolitano, y aunque logró revertir varios marcadores, la tendencia encendió alarmas de cara a una final en la que cada detalle pesa.
Para enfrentar al Deportes Tolima este viernes en Barranquilla, el equipo de Alfredo Arias tendrá que corregir aspectos puntuales que quedaron expuestos durante los cuadrangulares.
1. Blindar el juego aéreo, su punto más crítico
Los goles que recibió Junior en los cuadrangulares evidencian una constante: la vulnerabilidad por arriba.
Ante América en la primera fecha disputada en el Olímpico Pascual Guerrero comenzó perdiendo con gol de cabeza de Cristian Barrios.
Frente a Nacional en el 2-1 en Barranquilla: nuevamente empezó perdiendo con un cabezazo dentro del área de Dairon Asprilla.
En el segundo duelo disputado contra América en el estadio Metropolitano tuvo dificultades para despejar un balón aéreo que terminó en rebote y un gol de media distancia de Josen Escobar.
En la derrota ante el DIM: un tiro de esquina mal defendido derivó en un cabezazo en el segundo palo que alcanzó a contener el arquero Silveira pero que dio rebote para el gol de José Ortiz.
Más allá de la marca individual, Junior ha sufrido para ajustar la coordinación entre centrales, laterales y arquero, especialmente en pelotas quietas y centros desde los costados.
Tolima, que suele ser fuerte en ese aspecto con jugadores como Brayan Rovira o los centrales que se suman al ataque, puede convertir este aspecto en un arma letal si el Tiburón no corrige.
2. Ganar los rebotes: el segundo balón también cuenta
Otro patrón que se repitió en los cuatro partidos fue la incapacidad para ganar los rebotes luego de un rechazo defensivo.
En uno de los goles que recibió frente al América de Cali en el triunfo 2-1, Junior despejó parcialmente y dejó el balón servido para que el rival rematara desde fuera del área. Necesitará ajustar la reacción del mediocampo.
En una final, donde Tolima tiene mediocampistas de buen remate y llegada al área, perder el segundo balón puede ser determinante.
3. Reducir la pasividad en la mitad de la cancha
No solo en la derrota ante Medellín Junior sufrió por la falta de presión en la mitad del campo. Además del gol que recibió en el Atanasio, en el empate frente a Atlético Nacional también concedió un tanto por la misma vía: William Tesillo remató sin marca desde fuera del área, con tiempo para controlar y ejecutar, sin que ningún volante cerrara el espacio.
En ambos casos, el rival avanzó sin oposición, levantó la cabeza y encontró líneas de pase libres o zonas para rematar. Esta tendencia evidencia un problema de sincronización entre volantes y defensores cuando Junior entra en fase defensiva.
Para evitar que Tolima aproveche ese sector del campo, el equipo debera jugar más compacto y presionar más alto. Tolima es un equipo que progresa rápido y castiga cualquier espacio libre entre líneas; conceder facilidades en la mitad podría ser determinante en una final.
Conclusión: ganar sin sufrir depende de corregir atrás
Junior demostró carácter, capacidad de reacción y un ataque que responde en los minutos decisivos. Pero en una final, remontar no puede ser el plan.
Si el equipo corrige los problemas defensivos —sobre todo el juego aéreo, los rebotes y la presión en la mitad— tendrá más herramientas para controlar a un Tolima que llega con buen ritmo y solidez.
El primer paso será este viernes en el Metropolitano, donde Junior deberá demostrar que aprendió de los cuadrangulares y que está listo para una final sin sobresaltos.
