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¿Por qué Nacional se consagró campeón de la Copa Libertadores de 1989 en El Campín de Bogotá?

La noche del 31 de mayo de 1989, Nacional alcanzó el primer gran título internacional del fútbol colombiano al coronarse campeón de la Copa Libertadores venciendo en una dramática final a Olimpia de Paraguay en el estadio Nemesio Camacho El Campín. ¿Por qué el duelo final se disputó en Bogotá y no en Medellín?

En la primera ronda del certamen más importante de clubes de América, el conjunto verdolaga compartió zona con Millonarios y los clubes ecuatorianos Deportivo Quito y Emelec. Los equipos colombianos fueron los que avanzaron de ronda.

En los octavos de final, el elenco paisa se enfrentó frente a Racing de Argentina, al que superó 2-0 en el estadio Atanasio Girardot. En la vuelta disputada en Buenos Aires, caía por el mismo marcador, pero un gol de Felipe Pérez en los minutos finales del segundo tiempo les dio a los antioqueños el tiquete a los cuartos de final, en donde se mediría ante Millonarios, que eliminó a Bolívar en lanzamientos de penal.

La llave frente al conjunto Embajador siempre será recordada por el polémico arbitraje del chileno Hernán Silva. Nacional logró un agónico triunfo 1-0 en Medellín y consiguió un empate sufrido 1-1 en Bogotá, con anotación de Jhon Jairo Tréllez al minuto 35 del segundo tiempo. Este fue el nacimiento de la histórica rivalidad entre verdes y azules.

La semifinal fue más fácil de lo que se esperaba, empatando 0-0 en la ida frente a Danubio en Montevideo y goleando en el Atanasio Girardot 6-0, con una brillante actuación de Albeiro Usurriaga que convirtió cuatro goles.

En la final, Nacional viajó primero a Asunción para enfrentar a Olimpia en el estadio Defensores del Chaco, en donde perdió 2-0. En la vuelta disputada el 31 de mayo, el equipo antioqueño no pudo disputar el partido en el estadio Atanasio Girardot y terminó jugando en El Campín de Bogotá.

La razón de esta medida fue que la Confederación Sudamericana de Fútbol exigió que el escenario tuviera capacidad mínima de 35.000 espectadores. En ese momento el estadio de Medellín no cumplía con el requerimiento de la CONMEBOL, razón por la que tuvo que buscar otro para disputar el choque ante los paraguayos.

Finalmente, el compromiso se pudo jugar en Bogotá, ante más de 40.000 personas y con necesidad de remontar el 2-0 de la ida, en Asunción. Un autogol de Fidel Miño y un tanto de Usuriaga igualaron la serie, obligando a los cobros desde el punto penalti.

Los lanzamientos desde los doce pasos fueron dramáticos y tuvieron que ejecutarse 18 cobros para ver a Nacional conquistando la Conmebol Libertadores. En la primera tanda de cinco penales fallaron uno por bando: el arquero paraguayo Ever Almeida y el capitán local Alexis García.

Después, en el mata-mata (un cobro por bando), René Higuita fue la gran figura. Por Olimpia desperdiciaron Gabriel González, Jorge Guash, Fermín Valbuena y Vidal Sanabria, mientras que por Atlético Nacional Felipe Pérez, Gildardo Gómez y Luis Carlos Perea no pudieron convertir.

El último lanzamiento fue para el mediocampista Leonel Álvarez, quien con mucha categoría desubicó al guardameta paraguayo y envió la pelota al fondo de la red.