BUENOS AIRES -- Facundo Sava dice que Racing mantiene intactas sus posibilidades de pasar a cuartos de final de la Copa Libertadores. Y se atiene a los antecedentes para sustentar la esperanza: su equipo no perdió de visitante en el torneo continental y en dos de los tres partidos disputados en tal condición convirtió goles.
Se sabe que de las mismas estadísticas se pueden extraer conclusiones disímiles, según los intereses del intérprete. Si bien lo que sostiene el DT es cierto, no lo es menos que Racing no gana desde el 7 de abril. En esa oportunidad de impuso 4-2 a Deportivo Cali, un recuerdo que parece remoto.
En el torneo local descartó hace rato cualquier chance de merodear la punta y, para colmo de males, también su tan encomiada capacidad ofensiva se vio debilitada al extremo (viene de dos resultados 0 a 0), luego de la ilusión de vértigo que representaron aquellos juegos en los que metió media docena de goles. De acuerdo, no está Bou, pilar del ataque, y Milito, por mero efecto de la veteranía, aporta a media máquina.
De todos modos, la actitud en el empate frente a Atlético Mineiro pareció de una tibieza voluntaria. No determinada por las emergencias ni por la inestabilidad a la que obliga la doble competición (tanto cambio genera incertidumbre).
Racing tuvo la actitud del que no quiere forzar el error propio. Y, en consecuencia, hace un culto del equilibrio, de la cohesión entre líneas. Y posterga en ese plan algunas de sus posibilidades de ataque. Las considera plusvalía.
No se trata de que Lisando López haya sido el único atacante. No es una cuestión de módulo táctico. Porque Racing ofrece a sus laterales y volantes como permanentes rutas colectoras. Sus variantes suelen ser generosas.
El déficit residió en una actitud de serenidad sobreactuada. Como si el empate sin goles fuera un número nada despreciable. Quizá por estas elucubraciones entre la estadística y la cábala que plantea Sava y que postulan a Racing como un exitoso visitante. Faltó intensidad, nervio, persistencia. En suma, se hizo un mal uso de la condición de local.
Para ganar y allanar el camino de la clasificación, Racing tendría que habérselo planteado como prioridad innegociable. Y no fue el caso. Mineiro, que no se mostró como una potencia, sobrellevó la excursión con relativa soltura. Y creemos que en su estadio desplegará otras ambiciones y otra energía para buscar el gol.
Ciertos equipos como el Vélez actual (errático y lleno de jóvenes en busca de consolidación) se sienten más desahogados en cancha ajena, lejos del cargoseo y los insultos del propio público, que siempre quiere más y no se caracteriza por la tolerancia cuando la campaña es floja.
Racing, por el contrario, aún goza de la onda expansiva del torneo ganado bajo la conducción de Diego Cocca y su participación en la Copa mantiene al hincha entusiasmado.
No hay motivos, por lo tanto, para la inhibición. A menos que la seguridad del equipo se haya devaluado más de lo que el entrenador está dispuesto a reconocer.
En cualquier caso, Racing tenía una gran oportunidad de hacerse fuerte y la dejó pasar.