BUENOS AIRES – No te des por vencido ni aún vencido. Esa frase puede encajar a la perfección en este Boca, que a los “ponchazos”, con lesiones, expulsiones, jugando mal y estando a un paso de la eliminación en los penales, logró salir adelante y alcanzar el primer gran objetivo: ya está en las semifinales de la Copa Libertadores.
El plus anímico que le inyectó Guillermo Barros Schelotto al equipo es sin dudas lo que hay que rescatar de cara al futuro. Hasta su llegada, a Boca se le reclamaba que en las difíciles, en los clásicos ante River, en los partidos importantes, el equipo no aparecía.
Esta vez se ganó una verdadera final. Hubo temple y coraje, se entendió cómo se deben disputar estos partidos de Copa. La noche en La Bombonera recordó a los mejores tiempos de Carlos Bianchi, cuando el Mellizo estaba dentro del campo como futbolista.
Pero esos equipos del Virrey mostraban personalidad, y también tenían orden táctico y una cuota de fútbol. Ahora, llegará la otra parte: lograr que Boca juegue bien.
Para eso se necesitará tiempo, y con el receso que se vendrá por el inicio de la Copa América el entrenador lo tendrá. Podrá trabajar con más tranquilidad sobre su idea de juego, el esquema, lo que pretende del equipo.
Tendrá, también, tiempo para recuperar lesionados, un tema para nada menor. Lo sufrió en el semestre con las bajas de Gago, Cubas, Lodeiro, Osvaldo... Y le pasó durante el partido ante Nacional: Meli salió de la cancha por pegarle, en forma casual, una patada a Pablo Pérez, y Chávez se desgarró en plena búsqueda del empate.
Muchos contratiempos, sumada a la expulsión de Pavón cuando se había logrado el empate y se podía ir en busca del triunfo en los 90 minutos.
El otro punto importante serán los refuerzos: los necesita y mucho si quiere ganar la Copa. Con lo que hay, está claro, se pueden pelear los partidos: jugar “a lo Boca” ayuda desde lo anímico, pero a este equipo le falta funcionamiento y fútbol.
Hoy, Boca no brinda seguridad, tranquilidad, equilibrio. Es cierto, perdió casi todo el mediocampo por las lesiones. No tuvo un nueve de área durante el semestre. Y cuando lo recuperó, pasó lo que pasó con Osvaldo.
Por eso la llegada de nuevos jugadores será clave para el rearmado. Ahora sí, Guillermo podrá pensar en un Boca a su medida. Recién el 6 de julio los Xeneizes volverán a la cancha por el torneo continental, para enfrentarse con el ganador de la serie entre Pumas-Independiente del Valle.
Ahí, tal vez, pueda empezar a verse el Boca que pretende el Mellizo. Y la ilusión de ganar la Copa empiece a sustentarse con algo más que la garra y la voluntad de salir adelante pese a la adversidad.