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Matías Viña, un nuevo uruguayo campeón en el Maracaná

Matías Viña se consagró este sábado campeón de la CONMEBOL Libertadores luego de que su equipo, Palmeiras, venciera en la final al Santos por 1 a 0 en el Maracaná. El lateral uruguayo ha tenido una carrera llena de vaivenes donde se destaca su afán por entender el juego y lo que sucedía en su entorno para superar los diferentes obstáculos que se le han presentado.

Del baby fútbol a destacarse siendo adolescente en los torneos de OFI (Organización del Fútbol del interior), de su localidad natal de cuatro mil habitantes a la capital Montevideo, de Nacional a ser campeón sudamericano sub 20 con la Celeste, del salto al exterior a consolidarse como titular en la Selección Uruguaya y ser campeón de la Copa Libertadores.

Vista así, la historia de Matías Viña parece bastante lineal; sin escabullirse en su trayectoria, se pierden los paulatinos y esforzados pasos hacia adelante, los avances que no llegaron en el tiempo deseado, y el esfuerzo para mantener el crecimiento aun cuando en algún momento se viera postergado en el equipo.

“Matías tuvo un proceso con muchísimos vaivenes, pasó de ser campeón sudamericano como zaguero a tener que esperar dos años más para debutar en Primera, pero lo supo hacer, siguió creciendo”, aseguró en ‘Derechos exclusivos’ (Radio Uruguay 1050 AM) el coordinador de las divisiones formativas del Club Nacional de Football, Sebastián Taramasco, quien utilizó el caso de Viña para remarcar que los procesos de maduración son complejos e individuales.

Viña jugó toda su niñez en Unión, un club que le quedaba a una cuadra de su casa. Luego tuvo la posibilidad de ir a Danubio, entrenó un par de prácticas pero su madre le marcó que era momento de estudiar y que las oportunidades vendrían más adelante. “A los 14 años comencé en Ferrocarrilero de Empalme Olmos; a los 16 me llamaron de River (de Montevideo), fui y no me gustaba mucho, estuve una semana y me volví, y ya con 17 surgió Nacional y me gustó un poco más porque aparte era hincha del club”, recordaba el lateral en el programa radial ‘Música al Ángulo’.

Sobre jugar en las ligas del fútbol del interior comentaba: “Es algo muy lindo porque jugás con amigos, conocidos. Me tocó hacer todas las selecciones del interior y siempre tenías un compañero o un amigo que habías jugado con él y era muy lindo. En Ferro llegué a hacer sub 18 que llegamos a la final contra Cerro Largo del Este y la perdimos, y al otro año comencé la pretemporada con la primera pero me vine a Nacional”.

En enero del 2015 fue fichado para la Quinta división del equipo tricolor luego de haber superado una prueba como lateral pero una fractura de clavícula hizo que tuviera su primer partido en las juveniles del Bolso en el mes de agosto.

Su profesionalismo fue constatado en esos meses de recuperación y su calidad se hizo notoria en Cuarta, cuando el entrenador Carlos Rodao debió modificar el sistema táctico para compatibilizar a dos de sus mejores futbolistas, quienes de manera casi insólita compartían la posición del lateral izquierdo. Así, el técnico jugó con línea de tres defensas, siendo Viña su stopper zurdo y Mathías Olivera (hoy en Getafe de España) su carrilero por ese sector.

La inteligente decisión de Rodao le permitió al nacido en Empalme Olmos mostrar las virtudes que podía tener como zaguero y en junio de ese 2016 fue citado por primera vez a una selección uruguaya juvenil, siendo convocado por Fabián Coito para la Sub 20. Con línea de cuatro en defensa (Viña como defensa central y con Olivera como lateral), el combinado Celeste se consagró campeón en el Sudamericano de la categoría jugado en Ecuador en el 2017.

“Yo llegué a los 17 años a Nacional y nunca pensé que iba a llegar a la selección juvenil, fue todo muy rápido, me lesioné y estuve como seis meses en recuperación, empecé a entrenar y me citaron, y lograr ser campeón con Uruguay fue increíble, al conseguir el título te acordás todo lo que viviste y luchaste y se disfruta bastante”, destacó el defensa que marcó el gol del triunfo clave ante Brasil por la segunda fecha de la fase final del certamen juvenil.

El lateral participó del Mundial sub 20 de Corea del Sur 2017 (donde Uruguay llegó a las semifinales) y disputó dos partidos completos, aunque la defensa titular estaba conformada por Agustín Rogel y Santiago Bueno, con José Luis Rodríguez como el lateral derecho y Olivera como el izquierdo.

En ese año había subido al plantel principal de Nacional por Martín Lasarte y el primero de abril del 2017 debutó ante Boston River en el Estadio Centenario por el Torneo Apertura, pero no logró tener rodaje en el plantel principal jugando solo algunos partidos; en todo el 2018 su única participación oficial con Alexander Medina como entrenador son cuatro minutos ante Fénix por el Torneo Apertura.

Taramasco recordó: “No se le daba la posibilidad de consolidarse pero sentíamos que seguía creciendo; no hay que decir que un joven a esta edad tiene que estar en tal lugar sino ir evaluando caso por caso sin dedicarnos a predecir el futuro, sí dedicarnos a ir semana a semana, mes a mes, temporada a temporada, sumándole cosas a los jugadores y no confundirlos con aspectos relacionados a lo colectivo o generacional, que es muy común, ponerle plazos a las generaciones y decir ‘los jugadores nacidos en el ’98 deben dar resultados este año’, no, eso no; los procesos son individuales, trabajamos un deporte colectivo pero formamos individualidades, eso lo debemos tener en claro”.

Viña, pese a la frustración que pudiera sentir, entendió que las oportunidades ya llegarían, tal como le dijo su madre cuando apenas era un adolescente. El lateral se retroalimentó con la política llevada a cabo por Taramasco y los entrenadores de todas las categorías de Nacional, y se enfocó en seguir aprendiendo y perfeccionando su juego.

El 2019 fue el año de su consagración en Primera, comenzando como stopper por izquierda en el breve ciclo del técnico argentino Eduardo Domínguez y luego transformándose en pieza fundamental desde el lateral zurdo en el equipo dirigido por Álvaro Gutiérrez, que se consagró campeón uruguayo.

Viña comenzó a gravitar en el juego ofensivo (marcó cinco tantos y dio cuatro asistencias en el torneo uruguayo, y realizó dos pases de gol en la Libertadores 2019) y a dominar la banda izquierda desde el entendimiento del juego y desde su gran condición física. Tanto fue así que fue elegido como el mejor jugador del fútbol uruguayo de la temporada.

En setiembre del 2019, dos meses antes de cumplir 22 años, debutó en la Selección mayor de Uruguay, con la que jugó seis amistosos ese año (incluido el amistoso ante Argentina donde intercambió camiseta con Lionel Messi), y en el 2020 ya se adueñó del lateral izquierdo y del dorsal 17 de la Celeste en el inicio de las Eliminatorias: Viña jugó los 90’ de los primeros tres partidos (Chile, Ecuador y Colombia) y no pudo estar ante Brasil por la cuarta fecha en noviembre al dar positivo de coronavirus.

A inicios del 2020 ya se había incorporado a Palmeiras, donde ha continuado su desarrollo: “Creo que me he dado cuenta de mi evolución en la parte defensiva, en ese aspecto crecí mucho porque era un déficit que tenía; yo iba mucho al ataque pero me costaba un poco en el retroceso, eso tenía que mejorar y lo estoy haciendo”, comentó el uruguayo en diciembre en Radio Sport 890.

Y agregaba: “A lo primero me costó el tema del ritmo del fútbol brasileño, quería hacer lo mismo que hacía en el Uruguay y no me daba el físico para terminar los partidos. Fui aprendiendo que no tenía que ir en todas las jugadas, en algunas tratar de ser apoyo; cuando me empecé a dar cuenta de esas cosas comencé a distribuir mejor mi potencial físico y por suerte hoy puedo estar mucho mejor”.

“Antes iba al ataque todo el tiempo, capaz que no tenía espacio para subir y subía igual y me llevaba la pelota; ahora si no tengo el espacio para ir priorizo ocupar otros espacios, ser más de apoyo, en Nacional era más vertical, son cosas que he aprendido”, afirmó Viña.

Este sábado se consagró campeón de la Libertadores en el mítico Maracaná, estadio con gran peso histórico para el fútbol uruguayo. Viña jugó los noventa minutos y cerró así una gran actuación en la Copa 2020 donde convirtió dos goles, dio tres asistencias y realizó más de 20 quites.

De cara a la final continental con Santos, el uruguayo había declarado en entrevista con la CONMEBOL que era un sueño poder definir el certamen y aceptaba lo rápido que se topaba con la final de la Libertadores, apenas dos días antes de que se cumpliese un año de su llegada a Brasil.

Con 23 años y tras haberse consolidado en Primera en el 2019, el nacido en Empalme Olmos se convirtió en el lateral izquierdo de un equipo brasileño campeón sudamericano.

Equipos europeos como Milan o Atlético de Madrid ya consultan por Viña, cuyos avances (en su carrera y desde el lateral) son más paulatinos de lo que pueden aparentar a primera vista. Este sábado, el uruguayo pudo dar un nuevo paso hacia adelante, respaldado por el pienso y el esfuerzo, buscando esas nuevas oportunidades que seguirán llegando.