El técnico Óscar Ramírez volvió al banquillo de Alajuelense con una motivación adicional: tener a su hijo Andrés como mano derecha
Juntos viven una experiencia que va más allá del fútbol, con la ilusión de conquistar títulos y dejar una huella familiar en la institución.
Óscar Ramírez no solo volvió al banquillo de Alajuelense, también trajo consigo un acompañante de lujo: su propio hijo Andrés, quien se ha convertido en su mano derecha dentro y fuera de la cancha.
Juntos, intentan emular una fórmula que ya dio frutos a nivel internacional, como la vivida entre Carlo y Davide Ancelotti en el Real Madrid.
En tono de broma pero con mucha sinceridad, el Machillo admite que la edad le exige apoyo constante, y quién mejor que su propio hijo para ayudarle con los detalles logísticos y tecnológicos que forman parte del día a día en un equipo de alto nivel.
"Ya necesito un chofer, ya necesito que me estén chineando un poco. Andrés me ayuda muchísimo, especialmente con la parte tecnológica. Es como tener a alguien en casa que me entiende y está al tanto de todo", comentó el técnico liguista entre risas ante consulta de ESPN.
Pero el rol de Andrés va más allá de la comodidad personal. Es parte activa del cuerpo técnico, responsable de organizar videos, analizar rivales y facilitarle a su padre toda la información necesaria para preparar los partidos. Aunque no forma parte del banquillo principal, su entrega es total.
"Yo soy como un 24/7 para el hombre. Si necesita ver un partido a las 5:00 a. m. o a las 10:00 p. m., ahí estoy. Me pasan el material y yo se lo organizo. Es una experiencia increíble, nunca imaginé estar aquí, con él, en el club que amamos", expresó Andrés, el menor de los hijos del Machillo cuando conversó largo y tendido con ESPN.
La dinámica ha despertado bromas dentro del equipo. Algunos ya los llaman los “Ancelotti ticos”, comparándolos con la famosa dupla de padre e hijo que dirige al gigante blanco del fútbol europeo. Para Andrés, más allá del apodo, se trata de un sueño hecho realidad y una oportunidad única que espera convertir en legado.
“Sí, sí, bueno, hay varios jugadores y ahí nos han vacilado como parecen los Ancelotti ya, uno lo toma vacilón, pero siento que es un sueño año o es una experiencia que tal vez uno nunca lo imaginó. Ayer me preguntaron que si había pensado alguna vez llegar a esto y no”, dijo a ESPN.
"Esto lo vivimos en familia. Mi mamá y mi abuela ahora rezan por dos. Antes era por mi papá, ahora por los dos. Estamos muy agradecidos y ojalá podamos dejar algo bonito en este paso", dijo visiblemente emocionado.
Machillo Ramírez, por su parte, reconoce que ver a su hijo involucrado tan de lleno en el mundo del fútbol lo llena de orgullo. Aunque asegura que todo dependerá del camino que él quiera forjar, no esconde su ilusión de que Andrés pueda seguir sus pasos.
"Lo está disfrutando, y yo también. Vamos viendo cómo se acomoda. Por ahora es de mucha ayuda y tenerlo cerca me da tranquilidad", agregó el estratega.
En medio de un torneo exigente, con semifinales definidas y la obligación de competir por el título, en Alajuelense hay una historia que se cuece en lo íntimo, una que mezcla el amor por el fútbol, los valores familiares y la ilusión de dejar una marca.
Si lo logran, no será solo un campeonato, será el triunfo de un legado.