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Luis Suárez dejó de ser el villano y se convirtió en un referente del gol en LaLiga

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Simeone explica por qué Luis Suarez volvió a ser titular (1:14)

El entrenador argentino reconoce que la derrota les complica el cierre de temporada. (1:14)

MADRID -- Dicen que los malvados de las películas siempre cuentan con un perfil de incomprendidos y buen fondo que, en un momento dado, no tuvieron el apoyo necesario para dar rienda suelta a su lado más positivo. Además, reúnen las características de tener condiciones para salvar el planeta y rodearse muy bien. Salvando las distancias (y la realidad de la ficción), a Luis Suárez le ha pasado algo así de cara al público.

“Recuerdo cuando llegó a España, sancionado tras el mordisco a Giorgio Chiellini en el Mundial de Brasil, cómo la gente tenía tantas dudas con él…”, relata a ESPN un antiguo compañero de vestuario del charrúa.

Nadie sabía cómo iba a aterrizar en Barcelona un hombre que estaría sancionado cuatro meses sin jugar un solo partido. Sin embargo, Luis Suárez se encargó de quitarle la razón a todas aquellas voces críticas que quisieron denostar una imagen de hombre trabajador y leal con los suyos.

Desde Inglaterra, la prensa se ensañó con él dos veces. Primero, por aquel incidente con Patrice Evra en el que el francés acusó al uruguayo de llamarle “negro” en varias ocasiones durante un clásico entre el Manchester United y el Liverpool. El jugador galo interpretó esos comentarios como racistas, mientras que Suárez explicó que era “una expresión muy usada en Uruguay” y que él no era racista.

Si juntamos aquel capítulo con el del mordisco a Chiellini en el Mundial de Brasil, la imagen internacional de Luis Suárez no era la que un delantero de su talla se merecía. Además, los tabloides ingleses nunca le perdonaron que quisiera abandonar el Liverpool en dirección a Barcelona, lo cual hizo más agresiva la campaña mediática desde las islas británicas hacia el actual jugador del Atlético de Madrid.

Si por algo se caracteriza Luis Suárez es por centrarse en el objetivo que más ansía en su día a día: marcar un gol. Sea de suplente o de titular; de joven o de mayor; con las piernas o con la cabeza. Él siempre tiene el punto de mira tan presente que es competitivo “hasta en las sesiones de recuperación post partido”, desvela entre risas un actual compañero en el Atleti.

Y es que sus datos están ahí. En los clubes en los que ha jugado, ha disputado un total de 692 partidos y marcado 437 goles. Con Uruguay ha participado en 132 encuentros y anotado 68 tantos. Son unas cifras que le hacen ser merecedor de una fama mucho mejor de la que los ingleses quisieron darle. De hecho, después de llegar al Barcelona en 2016, en España no ha protagonizado ningún altercado. Es más, tal y como destaca el ex compañero culé al que ha tenido acceso ESPN, “era el primero en llegar y el último en irse. No se puede decir nada malo de él porque siempre lo dio todo por el colectivo”.

De hecho, su evolución le ha llevado al Atlético de Madrid. El Cholo Simeone siempre ha destacado la presencia del charrúa como el típico jugador “referencia” que necesitaba el club rojiblanco, más acostumbrado a exportar que a importar talento. Y ahí están sus resultados: el año pasado, con Luis Suárez como protagonista indiscutible en aquel segundo gol en Valladolid, el Atleti levantó la segunda liga de la era Simeone.

El uruguayo acaba contrato el próximo mes de junio. Ya con un rol mucho más secundario, Suárez empieza a deshojar la margarita para comprobar si está apurando sus últimos meses en Europa. O eso parece. Se vaya de la élite europea o no, el futbol le debe un respeto eterno al que, por méritos propios, se ha convertido en la sonrisa del gol, en la referencia en ataque y en el villano perfecto que todo héroe necesita a su lado para levantar títulos. En el Barça, ese héroe se llamaba Leo Messi. En el Atleti, Simeone. Aunque, sin él, ninguno de los dos hubiera visto lo que es el gol dentro del área de una forma tan definitiva.