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Villarreal: Lágrimas de decepción tras su eliminación ante Liverpool, pero también de orgullo

El Villarreal volvió a llorar una eliminación en las semifinales de la Champions. Las lágrimas de 2006 con el penalti fallado por Riquelme se repitieron al cabo de 16 años, cuando se pasó del sueño a la pesadilla.

Más cruel, si cabe, que lo ocurrido con el equipo de Pellegrini frente al Arsenal, por cuanto el grupo de Unai Emery, que fue capaz de igualar el 2-0 de la ida y marchar al descanso con el Liverpool empatados a dos.

Avisó en la previa el entrenador español que para llegar a la final su equipo tenía que "hacer un partido perfecto" y no dudó en calificar al Liverpool como "el mejor equipo del mundo". Rozó la perfección el Villarreal en la primera mitad, tuvo contra las cuerdas a los 'reds' a base de intensidad, atrevimiento y buenas combinaciones, poco menos que sensacionales ante el pasmo red, incapaz de atajar el aluvión local y, por primera vez en toda la temporada europea, sintiéndose víctima de un agobio desconocido.

Villarreal soñó despierto durante una hora... Aunque desde que volvió del descanso, se comenzó a comprobar que los jugadores de Klopp habían mutado del susto a la obligación en el intermedio de ese partido que tan cuesta arriba se les había puesto sin que se dieran cuenta.

Es el Liverpool un grande de Europa que ganó el trofeo en 2019 y que había jugado la final un año antes. Es un equipo que puede invertir en un jugador durante el mercado de fichajes lo que se gasta el Villarreal en reforzar toda la plantilla y cuyo presupuesto triplica al del Submarino Amarillo.

El Liverpool, no se puede obviar, vive una realidad muy distinta a la del Villarreal. El Submarino Amarillo apenas si puede suspirar por convertirse en protagonista de una Liga española reservada a Real Madrid y Barcelona, con permiso de vez en cuando del Atlético, mientras el conjunto red lucha este curso, como los anteriores y los siguientes, por reinar en la Premier League.

Es por ello que las lágrimas del Villarreal fueron de tanta decepción como orgullo, tal como lo agradeció la hinchada local al acabar el partido. "Tenemos que aceptar la derrota... No hemos sido capaces de aguantar el ritmo en la segunda parte y su primer gol ya nos hizo mucho daño", reconoció Raúl Albiol, el capitán del Submarino Amarillo, dando por hecho que la diferencia física acabó por condenar a su equipo.

El Villarreal rozó la excelencia, como suspiró en la previa Unai Emery, pero le faltó ese punto final, ese paso definitivo para remachar a un Liverpool que demostró ser aún mejor. Fue el Arsenal en 2006 y fue el Liverpool en 20222. Lágrimas y decepción. Pero también orgullo.