FRENKIE DE JONG recuperó la confianza de Xavi Hernández en la posición de pivote y el holandés respondió con prestancia, brillantez y solvencia al supuesto examen. Quedó tocado Sergio Busquets en el partido frente al Inter y señalado, sin disimulo, en el Clásico y tras cuatro días especulándose con su salida de un 11 en el que es prácticamente intocable, el entrenador decidió apartarle del escenario y entregarle la manija a De Jong.
Fueron cuatro días en los que se especuló, y no poco, la intención del Barcelona de encontrar con urgencia, en el mercado de invierno, un futbolista para jugar en el puesto de Busquets. Se recordó el ejemplo de Davids en diciembre de 2003 y se puso especial énfasis alrededor del club de esa necesidad de reforzar la plantilla en ese puesto. Sin atender a que, quizá, el mejor 'fichaje' para ocupar ese puesto está en la propia plantilla y responde al nombre de Frenkie de Jong.
Muy participativo, rápido al corte, recuperador y excelente en cuanto a la combinación con sus compañeros, el neerlandés le dio al Barça un brío olvidado en las últimas semanas para convertirse en una de las claves de ese cambio que habrá que ver si tiene continuidad.
"Me da igual donde jugar. Estoy cómodo cuando toco mucho la pelota, hoy lo hice y por eso me alegro" resolvió al acabar el partido Frenkie, expectante seguro de conoecr los planes de Xavi en el futuro inmediato.
PEDRI Prácticamente desaparecido en el Bernabéu, donde fue superado en todos los órdenes por el centro del campo del Real Madrid, el canario recuperó sus mejores sensaciones con una actuación convincente en la que mezcló tanto la calidad habitual en la combinación como el esfuerzo a la hora de recuperar el balón. Presionó como el primero y de una recuperación suya nació el segundo gol del Barça. Agradeció, sin duda, la presencia de De Jong a su lado.
PIQUÉ Ya no es el quinto suplente, sino que la presencia de Marcos Alonso como acompañante de Koundé le demostró que es el último de la fila en los planes de Xavi Hernández. Y no solo fue esa circunstancia la que le convirtió en inesperado protagonista, sino, también, el hecho de escuchar pitos desde el graderío cuando el entrenador le dio entrada en la recta final de un partido ya sentenciado.