MADRID -- El Clásico pasará factura al Real Madrid a todos los niveles. Otra derrota más frente al Barça es algo que la planta noble del Santiago Bernabéu tiene que arreglar cuanto antes.
Y eso que el partido no fue malo del todo, pero dejó cierto poso de preocupación en un equipo, el de Ancelotti, que necesita una renovación para la próxima temporada.
Cuando salió la alineación, con la repetición de la tripleta Camavinga, Kroos y Modric, muchos se preguntaron si, tras la eliminatoria frente el Liverpool, el centro del campo estaría en condiciones físicas de aguantar un envite de tal calibre. La exigencia fue grande desde el principio y, a pesar que tanto Kroos como Modric no perdieron más de 5 balones cada uno, se notó mucho a nivel creativo.
Y es que el Madrid fue su propio reflejo de la temporada. Aguantó bien, pero no fue suficiente porque ciertos jugadores estaban cansados, sin chispa y con una falta de claridad importante para lo que el Madrid exige.
Atrás, de nuevo, Ancelotti le regaló la banda derecha al Barcelona. Con la única presencia de Dani Carvajal, que no atraviesa su mejor momento, todo el bagaje ofensivo iba por el costado izquierdo. Allí, Vinicius estuvo poco asistido y muy enredado en su batalla particular con Ronald Araujo quien, otra vez, le ganó la partida.
Entre medias, el Madrid se puso por delante pero no fue suficiente. Y es que, por la banda derecha del ataque culé, el mismo Araujo enmendó su gol en propia para llegar sin apenas oposición a la línea de fondo para que la jugada acabase con el tanto de la igualada de Sergi Roberto.
En la reanudación el Madrid no empezó mal. Aguantó bien atrás los ataques locales y salió muy bien a la contra. Sin embargo, la escasa chispa tanto de Vinicius como de Benzema volvió a demostrarse. Con la entrada de Rodrygo, que se metía hacia el centro, los blancos siguieron teniendo chances pero no era el día. Y tampoco la temporada. Al menos en LaLiga.
Tras el gol anulado de Marco Asensio parecía que el Madrid enseñaba las uñas en ataque, pero el partido pasó rápidamente del 1 a 2 al 2 a 1 en cuestión de minutos. El Madrid estuvo cerca de meterse en la pelea por el título, pero finalmente fue Kessie quien dejó LaLiga sentenciada a favor de los culés.
Por cierto, la amplia mayoría del vestuario blanco se resigna ante el VAR pero, para nada, culpa a la tecnología de lo que ha pasado este año en LaLiga. Más allá del Caso Negreria, del que obviamente todo el fútbol necesita explicaciones, en el vestuario blanco se sabe que LaLiga la han ido perdiendo semana a semana y no sólo en un partido.
El tramo final de campeonato se le hará largo al Madrid. Por delante queda mejorar un equipo que sigue teniendo calidad pero al que le cuesta enlazar partidos de alto nivel sin días de descanso. Ahí es donde se nota la edad de los Modric, Kroos y Benzema. La irregularidad por culpa de las lesiones o del cansancio es algo que ha lastrado al Madrid durante todo el año.
Los madridistas también tienen que mejorar los laterales. No puede ser que, otro año más, se compita al nivel de este año, que no es nuevo. Mendy y Carvajal tienen que tener más y mejor competencia para saber si merecen seguir siendo los titulares de este equipo.
En el centro del campo el Madrid necesita más imaginación y, arriba, gol. Benzema puede aguantar otra temporada, como está pactado, pero requiere un reemplazo para que el ataque blanco no se vuelva a hipotecar a la suerte de un francés superclase de 35 años a quien los achaques normales de su erosión han interrumpido demasiado el gol colectivo.
En definitiva, fue otro clásico para olvidar y que, para el Madrid, supuso perder LaLiga de forma prematura, además de provocar, salvo milagro en forma de título de la Champions League, varios movimientos importantes de cara al mercado de fichajes de verano.