El tiempo comienza a darle la razón a Leo Messi, quien el pasado 7 de junio anunció que no volvería al FC Barcelona al no existir las condiciones propicias para su regreso.
El argentino no quiso esperar a que el club resolviera el tema de la masa salarial —sigue sin resolverlo— que implica deshacerse de futbolistas y reducirle el sueldo a otros tantos.
A la fecha, el Barça sigue sin darle salida a jugadores que no han rendido y que supuestamente iban a liberar un poco la nómina para darle paso a nuevas incorporaciones.
De esta manera, Ferran Torres, Ansu Fati, Eric García y compañía apuntan a quedarse en el club con todo y que su nivel ha sido francamente pobre.
Lo de Torres no tiene justificación porque llegó como el fichaje español más caro en la historia del equipo y su aporte ha sido nulo, así que si le quedara cierto cartel debieron —deberían— venderlo. Sin embargo, todo indica que recibirá un enésimo voto de confianza.
En el caso de Fati, resulta que como marcó goles en los dos últimos partidos de la temporada pasada ya con el título de Liga amarrado, eso borró sus mediocres campañas en las que se la pasó lesionado o en la banca, y siempre no, no se va porque todavía prevalece la esperanza de que porte con cierto honor el ‘10’ que heredó de Messi.
Con Eric García sucede lo mismo: fue recapturado tras su inactividad en el Manchester City y se quedó a años luz de las expectativas que había en torno a convertirse en un líder y el relevo de Gerard Piqué.
Esto solo por mencionar a tres futbolistas, aunque no está de más recordar que Sergi Roberto, quien año tras año deja constancia de que no se necesitan méritos para mantenerse en el club, fue renovado y ¡hasta nombrado capitán ante la salida de Sergio Busquets!
Hasta ahora, el Barça ha fichado a Ilkay Gündogan e Íñigo Martínez, dos jugadores que llegan como agentes libres, ambos con 32 años y que ya dieron lo mejor de sus carreras en sus anteriores equipos. Sucedió lo mismo la temporada anterior con Robert Lewandowski, que arribó a la institución a los 34 años.
Es decir, nadie puede negar la calidad del mediocampista alemán, pero de eso a pensar que rendirá igual que en el City es un absoluto disparate. No tiene a los mismos compañeros ni al entrenador, ni el Barcelona cuenta con un dominio del juego como el del conjunto inglés. Aportará, sí, pero no es una apuesta a cinco o 10 años para que muestre todo su esplendor en el club.
En fin que mientras el Barça sale al mercado a comprar ‘saldos’, el Real Madrid adquiere ‘novedades’, presente y futuro: Jude Bellingham, Arda Güler y en una de esas, Kylian Mbappé.
El Barcelona sigue inmerso en sus problemas financieros producto de la herencia de Josep María Bartomeu, pero también deportivamente no ha logrado sanar ni salir de la crisis que empezó Ernesto Valverde y agravó Ronald Koeman. Ni siquiera el título de Liga representó el resurgimiento futbolístico del club.
Hoy este Barça de nuevo no está para competir al más alto nivel en Europa y aspirar a pelear la Champions League, por ende tampoco resulta más atractivo que el Real Madrid si un futbolista tiene que elegir entre uno y otro —caso Arda Güler—.
El discurso del “querer estar” por sí solo perdió vigencia ante la realidad: las grandes promesas o las estrellas no van a ir al Barcelona solo por ser el Barcelona y van a aceptar bajarse el sueldo, que sus compañeros hagan lo propio, y a ver qué tal resulta la apuesta con un plantel que sigue teniendo entre sus filas a futbolistas que están lejos de ser dignos de portar la playera.
Por si fuera poco, el ‘gancho’ que representó durante años jugar al lado de Messi ya tampoco existe. En su momento, muchos jugadores eligieron al Barça por el deseo de compartir equipo con Leo, pero eso se acabó cuando Joan Laporta lo echó por la puerta de atrás hace dos temporadas.
Así las cosas, no hay mucho misterio ni sorpresa cuando hoy en día varios clubes resultan mucho más atractivos que el Barça como destino de las figuras del futbol. O, ¿quién quiere ir a un equipo en crisis y sin Messi?