Barcelona venció 2-0 a Villarreal en la Cerámica, en el primer tiempo en el minuto 38, ocurrió una jugada clave en el partido.
Lamine Yamal recibió el balón cerca del centro del campo, abierto sobre la derecha y frente a los bancos de suplentes. No había ventaja, ni transición, ni amenaza alguna. Era una jugada de continuidad, de esas que suelen pasar inadvertidas.
Todo cambió con la irrupción de Renato Veiga. El futbolista del Villarreal llegó tarde, desajustado en el cálculo y con una intensidad que no guardó relación con la acción. La entrada fue brusca, con el cuerpo lanzado y las piernas abiertas, sin margen para rectificar una vez iniciado el movimiento. Lamine terminó en el suelo, víctima de una decisión que nació mal y terminó peor.
No fue una cuestión de altura de la pierna, sino de criterio. El gesto careció de sentido futbolístico y transmitió más imprudencia que disputa real del balón.
Los compañero de Lamine se enfurecieron con Veiga y los jugadores del Submarino Amarillo protestaban la decisión del árbitro.
A los 63, Lamine Yamal marcó el 2-0 para sellar la victoria ante Villarreal.
