Dos meses y medio después de que Busquets, en una entrevista exclusiva a ESPN, proclamase que solamente dejaría el Barcelona si le reclamase Pep Guardiola, su continuidad en el club azulgrana está en el aire. Y no porque sea el Manchester City quien haya llamado a su puerta.
El PSG ha entrado en el escenario en cuanto ha tenido conocimiento del descontento, cada vez mayor, del futbolista con el Barça, que sigue sin dar luz verde al aumento de salario que le prometió cuando firmó su renovación en febrero de 2015 y en cuyo contrato incluyó una cláusula por la que se comprometía a revisar su salario, al alza, en un plazo de un año a partir de entonces y al que ahora no se quiere, no se puede, hacer frente.
El campeón galo, que está en camino de conquistar un triplete en el fútbol francés pero ha vuelto a quedar apartado de la aristocracia de la Champions al no superar los cuartos de final prepara una renovación/potenciación en su plantilla y Busquets apunta a uno de los futbolistas más interesantes en la confección de su nuevo proyecto.
Si bien ha sido Neymar el jugador que los medios han puesto en el escaparate como gran objeto de deseo en el mercado de verano, el PSG, que se mantiene a la espera en un caso que promete tener varios capítulos por delante, entiende que debe refozar a conciencia varios puestos de la plantilla y una fuente cercana al club admitió a ESPN que en la lista de nombres que maneja Busquets está en un lugar destacado.
Josep María Orobig, representante del jugador catalán, ha mantenido diversos encuentros con el Barcelona intentando desencallar la situación pero se ha encontrado siempre la misma respuesta: el club no variará nada hasta la próxima temporada. Lo peor, sin embargo, no es eso. El jugador, canterano y absolutamente comprometido con el Barça, comprende la realidad actual en cuanto a los problemas financieros, por lo que estaría dispuesto a esperar al comienzo del próximo ejercicio... Pero ni entiende ni acepta que desde el club no se le traslade el compromiso firme a modificar su contrato durante el verano, ya comenzado el próximo ejercicio.
A partir de ahí se ha abierto un nuevo escenario para el mediocentro, cuya firme voluntad de contuinuar en el Barcelona estaría puesta en cuestión. Con un salario anual de seis millones de euros, Busquets no está ni entre el 'top-5' de la plantilla a pesar de que existe unanimidad en considerarle clave en los esquemas deportivos del equipo. Y considerando que no se le valora dentro de la entidad como sí se hace desde fuera su futuro podría dar un vuelco inesperado.
El PSG, cuyo presidente trabaja en la incorporación de Luis Campos como nuevo director deportivo, estaría en disposición de pagar a Busquets casi el doble de lo que el Barcelona le prometió en su día (entre ocho y nueve millones de euros) y esperaría a que fuera el propio entorno del jugador el que diera el primer paso para pedir un traspaso, que desde París se estimaría alrededor de los 100 millones de euros.