161 días después el Barcelona volvió a perder un partido de La Liga, un encuentro ante el Deportivo en Riazor (2-1) que pone freno a su euforia después de la épica remontada europea ante el PSG y que le impide depender de sí mismo en la lucha por el campeonato.
La derrota llegó después de 14 victorias y cinco empates. El último tropiezo databa del 2 de octubre del año pasado, cuando el Barça cayó en Balaídos (4-3), un partido que estuvo a punto de dar la vuelta después de un fatal inicio de partido (3-0).
Es la tercera derrota del campeonato de los de Luis Enrique, dos de ellas frente a rivales de la parte media de la tabla (Alavés y Celta) y otra ante un equipo situado un poco más abajo como es el Deportivo.
El cansancio acumulado después del partido ante el PSG, la bajada de biorritmos o la ausencia de Neymar, un jugador determinante en las últimas semanas para el Barça, son tres de las causas para explicar la derrota, más allá del acierto del Deportivo, que sorprendió a los azulgrana con dos goles a balón parado y no permitió la reacción de los de Luis Enrique.
La derrota deja dos curiosas estadísticas, con Luis Suárez y Samuel Umtiti como protagonistas. En el caso del delantero, es la primera vez desde que llegó al Barcelona, un gol de Luis Suárez no permitió a los azulgrana puntuar. En los 72 encuentros anteriores en los que el uruguayo había marcado, los de Luis Enrique habían sumado 67 victorias y cinco empates.
En este mismo curso, Suárez anotó un triplete en las victorias ante el Betis en el Camp Nou (6-2); o dobletes en los triunfos frente al Celtic (7-0), Espanyol (4-1), Las Palmas (5-0), Alavés (0-6) o Sporting de Gijón (6-1).
Además sus goles ante el Real Madrid (1-1), el Betis (1-1) o el Atlético de Madrid (1-1), en partido de semifinales de Copa del Rey, permitieron que su equipo no perdiera.
El caso de Samuel Umtiti es paradigmático. Cuando el francés no juega, su equipo no gana. Así ocurrió ayer en Riazor. En los dieciséis partidos de Liga que ha jugado como titular, el Barça los ha ganado todos.
La estadística cambia cuando el central francés no juega, ya que en los 11 partidos de Liga en los que no ha participado, su equipo ha ganado dos, empatado tres y perdido seis, la última ayer ante el Deportivo de la Coruña.
La trascendencia de esa derrota estriba en que los azulgrana ya no dependen de sí mismos para llevarse la Liga, puesto que ahora tienen dos puntos menos con un partido más que el Real Madrid por lo que si ninguno de los dos equipos falla, el enfrentamiento entre ambos en el Bernabeu no sería decisivo.
Además de su objetivo en la Liga, los azulgrana tienen otros dos frentes competitivos abiertos, ya que están clasificados para la final de la Copa del Rey, que jugarán ante el Alavés, así como para los cuartos de fina de la Liga de Campeones.