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En el Barcelona se termina la paciencia con Arda Turan

BARCELONA -- Arda Turan ya no tiene quien lo quiera en el FC Barcelona. El futbolista turco afeó las buenas palabras que le dedicó Lionel Messi el sábado en una entrevista al diario Marca en la que consideró que “ha tenido mala suerte”, abandonando la sesión preparatoria del martes sin despedirse.

El último ‘chiste’ que rodea al futbolista turco es que tiene un flemón... Y por ello sigue de baja, a cada día que pasa más apartado de la dinámica del vestuario y sin que se contemple una solución a su situación.

¿Su situación? Turan mantiene contrato con el Barça hasta junio de 2020 y, juegue un minuto o ninguno, disfruta de un salario anual superior a los 8 millones de dólares, que es una auténtica rémora para el club y al que él, en primera persona, ni se plantea renunciar.

La buena relación que mantiene su representante, Ahmet Bulut, con Jorge Mendes le abrió la posibilidad a negociar una cesión con el Mónaco, necesitado como está el equipo del Principado de jugadores desequilibrantes en ataque, pero en el Louis II no se acogió con gran entusiasmo la posible adquisición del jugador, por cuanto el Mónaco ni se plantea la obligatoriedad de ficharle tras la cesión por lo que resta de temporada.

En Estambul el Galatasaray mantiene una postura similar: Arda Turan interesa pero sin volverse locos con operaciones financieras que le acaben perjudicando. Así las cosas, tanto el club turco como el monegasco estarían en disposición de acordar una cesión por las dos temporadas y media que le restan de contrato al jugador... Siempre y cuando el Barça se hiciera cargo de parte de su salario o, en caso contrario, el futbolista se lo rebajase. Y no menos de 2.9 millones de dólares...

“La solución la tiene el propio jugador”, avisó hace pocos días el secretario técnico Roberto Fernández pero en el Camp Nou esa solución no se contempla con demasiado optimismo. Arda da la sensación de haber arrojado la toalla, de haberse dejado ir y en el Barcelona empieza a existir cierta sensación de hartazgo con él.

Si con Aleix Vidal las sensaciones se asemejan a una montaña rusa, con el turco no se contempla vuelta atrás y hasta sus compañeros de vestuario empiezan a despreocuparse de un jugador que nada aporta, ni a la convivencia.