BARCELONA -- Javier Mascherano llegó al Barcelona en el verano de 2010 en una situación similar a la de Paulinho en 2017: fue un fichaje incomprendido para el gran público. Por suerte no se supo entonces el recibimiento que le propinó Pep Guardiola, su valedor público pero que en privado le soltó: "¿sabes que vienes para no jugar?". Al cabo de 7 años y medio, con 333 partidos y 18 títulos a sus espaldas, Masche, el Jefecito, se va del Barça con la consideración de leyenda.
A Guardiola se lo ganó en aquella primera charla que mantuvieron en el despacho del hoy entrenador del Manchester City. "Yo vengo a trabajar y a que se sientan orgullosos de mi" vino a contestarle Mascherano, quien de pronto se dio cuenta que aspirar a ocupar la plaza de mediocentro que tenía en el Liverpool era, con el joven Busquets en la plantilla, una utopía.
"Entendí muy rápido que pensar en quitarle el puesto a Busi era imposible" reveló tiempo después de su llegada el argentino, cuando, casi sin darse cuenta, ya se convirtió en el tercer central junto a Puyol y Piqué, más heredero de Márquez que rival de Busquets. Y a fuerza de ese orgullo innegociable, de su adaptación a cualquier rol en el campo y a su carácter se ganó a todo el barcelonismo.
"A mi me gustaría hacer lo que hacen Busquets, Iniesta, Xavi... Pero sé cuales son mis limitaciones" concretó cuando llevaba pocos meses en el club y seguía enloqueciendo en los rondos, ocultando la vergüenza que en ocasiones sufría ante la magnificencia de unos compañeros entregados a su personalidad. "Hay pocos jugadores que tuvieran su inteligencia y capacidad de aprender. Acostumbrarse al Barça, al juego del Barça, no es fácil y Javier lo hizo muy rápidamente" concedió en una ocasión Iniesta.
"Mascherano y Keita son mis niñitas, no me los toquéis" dijo un día Pep, en 2011 y después de vencer el Barça un partido en Villarreal, como mejor explicación, ya entonces, de qué significaba en el ideario azulgrana el jugador argentino, infinitamente más valorado en el interior del vestuario que en el graderío, donde se elogió siempre su entrega y capacidad de liderazgo por más que su figura, futbolísticamente, recordase más a tiempos pasados y personajes como el Tarzán Migueli que al presente del toque que tenían a Xavi o Iniesta como grandes protagonistas.
LÍDER "Mascherano se hace escuchar siempre porque siempre sabe qué es lo que tiene que decirse" afirmó en una ocasión Xavi esa personalidad fue la que provocó que el argentino se convirtiera en el cuarto capitán de la plantilla cuando el de Terrassa se marchó y dejó sin brazalete a Piqué, otro líder entre la plantilla pero de una forma muy distinta.
"No, no soy un líder. El del Barça es un vestuario con muchos líderes, cada uno tiene su personalidad, su manera de ser y juega el papel a su manera. A mi, desde el día que llegué, siempre me hicieron sentir importante" explicó en 2015 el argentino, cuando ya era ese central intocable junto a Piqué, sucesor de Puyol e intocable por más defensores que se sumasen a los distintos proyectos de un equipo en el que se mantenía de manera provindencial.
Lejos de la fanfarria y cercano al dramatismo, Mascherano llegó a asegurar en otra ocasión que en el campo "no disfruto" durante la disputa de cualquier partido y que esos 90 minutos pueden convertirse en un auténtico suplicio para él. "No le encuentro sentido a lo que muchos dicen de 'salgo a la cancha a disfrutar'. No, yo no salgo a la cancha a disfrutar, yo disfruto entrenando, aprendiendo, pero durante los 90 minutos no disfruto del partido" proclamó para dar a entender cuál era, es, su filosofía de vida, futbolísticamente hablando.
FINAL
Imposible apartarle del plano, el fichaje de Umtiti tras la disputa de la Eurocopa de 2016 fue visto como el primer paso en su cambio de rol en el Barça. Lo que acabó por concretarse en los últimos meses.
Con esta temporada ya en curso, un año después de haber renovado y viendo como el aprendizaje de Umtiti le desplazaba del primer plano, Javier Mascherano entendió llegado el momento del adiós. Lo insinuó primero en la intimidad del vestuario o lo reconoció después ya más abiertamente en una entrevista a ESPN...
Y en diciembre de 2017 comenzó la cuenta atrás con la aparición del fútbol chino en el horizonte para mantenerle en el escenario de los terrenos de juego, llegar con el ritmo necesario al Mundial de Rusia y no abandonar el Barcelona como un personaje invisible que no merecería de ninguna manera.
Siete años y medio después de su llegada, trascendental para todos los entrenadores que tuvo y convertido en el tercer extranjero con más partidos solo por detrás de Messi y Dani Alves, Javier Mascherano se va del Barcelona . Llegó siendo conocido como el Jefecito desde el Liverpool y se marcha como un auténtico Jefazo de leyenda.