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Hugo Sánchez, las volteretas imposibles del Barcelona

BARCELONA -- Hugo Sánchez admitió en ‘Fútbol Picante’ que hubiera jugado en el Barcelona “si me hubieran pagado muchísimo más dinero” después de hacerlo en el Real Madrid, además de confirmar que antes de fichar por el club merengue estuvo “muy cerca” de hacerlo por la entidad azulgrana.

Las referencias del delantero mexicano no son, para nada, un invento y cada vez que acuden al escenario se reciben alrededor del Camp Nou con una mezcla de melancolía y rabia contenida. Porque el Barça, de manera incomprensible, dejó pasar la ocasión de ficharle al Atlético un año antes de que lo hiciera el Real Madrid y, después, no supo aprovechar sus diferencias con Ramón Mendoza, cuando en 1987 quiso comprar su libertad.

1984. EL SUCESOR DE QUINI… Y MARADONA

En la recta final de la temporada 1983-84, cuando la trascendencia de Quini en los planes de Menotti había caído en picado y los asesores del presidente Núñez advertían la necesidad de fichar un goleador de primer nivel, el nombre de Hugo Sánchez apareció por primera vez en los despachos del Camp Nou.

Todo se precipitó al acabar aquel curso y estallar el caso Maradona. El Barça se puso a trabajar con urgencia el fichaje de un goleador contrastado y Núñez se reunió con el presidente del Atlético, Vicente Calderón, para tratar el traspaso de Hugo Sánchez.

¿Cerca? Hugo Sánchez estuvo en julio de 1984 a un paso de ser azulgrana. Tal fue así que los dos clubs alcanzaron un principio de acuerdo cifrado en 330 millones de pesetas de la época (2,1 millones de dólares) divididos en dos partes: 250 millones al contado y los restantes 80 en dos pagos diferidos. A ello se añadía la disputa de un amistoso y la única parte por concretar era el deseo azulgrana de incluir en la operación a Pichi Alonso, futbolista del Barça cuya valoración descendería el montante total entre 35 y 50 millones de pesetas.

Josep María Minguella, representante que llevó la negociación junto al vicepresidente del Barça y con José Manuel Caro, directivo de confianza del presidente del Atlético, pactó con el delantero mexicano su contrato con el club azulgrana, que le aseguraba un salario de 250 mil dólares por temporada, además del 15 por ciento del traspaso, lo que le ofrecía un ingreso extra superior a los 300 mil dólares.

ARCHIBALD, EL ELEGIDO

Sin embargo, cuando todo parecía solventado, a finales de aquel mes de julio y después de descartarse la candidatura del uruguayo Jorge da Silva, cedido por el

Defensor al Valladolid, dándose por hecha la llegada de Hugo Sánchez, el nuevo entrenador del Barcelona, Terry Venables, impuso su apuesta: Steve Archibald.

La sorpresa en Barcelona fue mayúscula, la decepción del jugador mexicano evidente y la crítica de los consejeros de Núñez máxima. Hugo Sánchez conocía el fútbol español, había sumado 47 goles en 100 partidos con el Atlético y prometía un crecimiento fenomenal en el Camp Nou… Pero Núñez prefirió cederle toda la responsabilidad del asunto a su nuevo técnico y Archibald acabó fichando por el Barça.

Hugo se quedó en el Atlético una temporada más, en la que celebró 22 goles y en el verano de 1985, el 4 de julio, fue traspasado al UNAM… Que al cabo de dos semanas lo vendió al Real Madrid por 1,6 millones de dólares, una cantidad menor a la acordada un año antes con el Barça. El club azulgrana volvió a mostrar interés en él, pero para entonces el delantero mexicano ya había resuelto irse al club merengue.

“Volvieron a por mi, pero les dije que el tren había pasado” recordó en cierta ocasión Hugo, quien rechazó la posibilidad de quedarse otro año en el Atlético y se ganó el favor del Bernabéu, que le recibió sin demasiado cariño porque sustituyó en la plantilla a un héroe como era en la época el alemán Uli Stielike.

1987. EL DIVORCIO QUE NO FUE

Hugo Sánchez marcó 27 goles en la temporada 1985-86 y sumaba 26 cuando en marzo de 1987 se rebeló contra Ramón Mendoza, pidiendo su salida del Real Madrid al considerar que no se le trataba como merecía, apartado del cariño mediático por la Quinta del Buitre por más que su rendimiento era fenomenal.

El jugador, según crónicas de la época, ofreció al Real Madrid 150 millones de pesetas (1,1 millones de dólares en aquel momento) por comprar su libertad, rumoreándose que tenía una oferta de la Juventus (que acabó fichando al galés Ian Rush en una de sus operaciones más ruinosas) y, también, del Nápoles para unirse a Maradona… Pero apareció en escena el nombre del Barça.

Joan Gaspart, mano derecha de Núñez, volvió a la carga, con el visto bueno del presidente de un Barcelona en el que el rendimiento de Achibald había caído en picado y que había fracasado absolutamente con la apuesta por Mark Hughes.

Mendoza, alertado por el nombre del Barça, exigió una indemnización de 800 millones de pesetas (5,9 millones de dólares) por dejarle ir y aceptó el riesgo de acabar el asunto en Magistratura de Trabajo para que un juez fijase la cuantía de la indemnización. Para acabar de complicar las cosas, el Barcelona le ofrecía un salario que superaba en mucho a lo que le pagaba el Real Madrid. Y Hugo Sánchez se vio de azulgrana…

“Quiero que se me considere como un magnífico futbolista y que se reconozcan y valoren mis actuaciones. Llevo seis años en España, con una línea ascendente y mi ciclo en el Madrid lo doy por terminado al final de temporada. Mientras, seguiré luchando por este equipo” explicó el 12 de marzo de 1987 Hugo Sánchez,

quien trasladó su pensamiento a sus compañeros en la intimidad del vestuario y acordó con su entrenador Leo Beenhakker acabar el curso con el máximo rendimiento.

Josep María Minguella, el agente con mayores contactos de la época, muy cercano al Barça y que entre otra muchas operaciones había dirigido la del fichaje de Maradona, volvió a hacerse con el mando de las operaciones y al tiempo que el club azulgrana negociaba la cesión de Hughes al Bayern Múnich trabajaba en la bomba Hugo Sánchez…

Ramón Mendoza se vio contra la espada y la pared. Los goles de Hugo eran para el Real Madrid igual de trascendentes que la brillantez de la Quinta del Buitre y en cuanto acabó la temporada, con 37 dianas, modificó el contrato del delantero mexicano, al que convirtió en el mejor pagado de la plantilla.

Hugo Sánchez se olvidó así del Barça, enlazó otros tres títulos de Liga con el Real Madrid para alcanzar los cinco consecutivos y se convirtió en una celebridad para la hinchada del Bernabéu hasta su marcha, en el verano de 1992, al América.

“Lo tuve fichado” aseguró tiempo después Joan Gaspart, en aquellos momentos vicepresidente del Barça. “Fue uno de los errores históricos del Barcelona” proclamó Minguella… Y en el entorno del club azulgrana se quedó para siempre aquella espina clavada de lo que pudo ser y no fue.

Hugo Sánchez marcó 10 goles en 17 partidos al Barça como futbolista del Real Madrid, todos con su correspondiente voltereta que era recibida por la hinchada culé como una puñalada, que provocaba el recuerdo maldito del entrenador que no le quiso y que convirtió al ‘Macho’ en uno de los grandes enemigos del Camp Nou… por culpa de sus propios dirigentes.