BARCELONA -- El primer triplete de la historia del FC Barcelona cumple este lunes diez años, fecha, 27 de mayo, en que el equipo que dirigía Pep Guardiola se impuso en Roma al Manchester United por 2-0, con sendos goles de Eto’o y Messi, que cerraron una temporada legendaria, diez días después de conquistar el título de Liga y al cabo de dos semanas de ganar la Copa del Rey.
Un año después de que un zapatazo de Paul Scholes eliminase al Barça de Rijkaard en Old Trafford, en las semifinales y antes de que los diablos rojos conquistasen el trofeo continental en Moscú frente al Chelsea, el equipo de Guardiola, invicto en las tres eliminatorias precedentes, se tomó cumplida revancha en una final iniciada con nervios y la brillantez de Víctor Valdés ante Cristiano Ronaldo y acabada con un cabezazo inolvidable de Leo Messi.
El Barça ya había ganado la Copa del Rey imponiéndose en la final al Athletic de Bilbao en Mestalla para conquistar un trofeo que no lograba desde once años atrás (1998) y, también, había recuperado el trono en una Liga que en las dos temporadas precedentes había conseguido el Real Madrid. Y aquel triplete, alcanzado con una brillantez magnífica, dio inicio al considerado mejor periodo de la historia del club. Al menos de la historia moderna.
Obligado a disputar una eliminatoria previa en Europa, el Barça superó con holgura al Wisla Cracovia de Polonia antes de completar una cómoda fase de grupos en la que solo perdió el último partido ante el Shakhtar (cuando ya estaba clasificado) y superó con idéntica claridad los octavos frente a Olympique Lyon y cuartos contra Bayern Múnich para protagonizar una increíble semifinal ante el Chelsea, solventada en un último e histórico instante.
Igualado sin goles en el Camp Nou, el pase a la final se decidió en Stamford Bridge y lo consumó Iniesta en el tiempo añadido, empatando el inicial tanto de Essien y sobreponiéndose el equipo azulgrana a la expulsión de Abidal, en un choque tan protestado por unos como por los otros al arbitraje de Tom Henning Ovrebo.
El Barça de Guardiola, que había estrenado la temporada el 13 de agosto de 2008 y que enlazó una derrota y un empate en sus dos primeros partidos de Liga frente a Numancia y Racing de Santander para despertar no pocas dudas en aquellos inicios de curso, cerró la temporada con la grandeza de un triplete demoledor en juego y resultados, sin olvidar dos derrotas consecutivas en la Liga ante Espanyol (1-2) y Atlético (4-3) pero guardando en la memoria un majestuoso 2-6 en el Bernabéu que significó la consagración definitiva de aquella idea futbolística por la que apostó el entrenador.
Fiel, radical e integrista con la filosofía de juego que implantó, llevando hasta el límite una idea ya retomada por Rijkaard, Guardiola completó su primera temporada como entrenador en la élite conquistando el primer triplete de la historia del club y también en el fútbol español.
Al cabo de una década, alrededor del Campo Nou hay quien sospecha la necesidad de un golpe de efecto, a imagen y semejanza de 2008, para recuperar las esencias, la personalidad, el juego y el mando.