Diego entró al Metropolitano por última vez. De su cuello colgaba una bufanda rojiblanca. Clara señal de su amor por los colores. En las tribunas esperaban 68 mil atléticos. Cuando pisó la cancha el grito le erizó la piel: “¡Uru-gua-yo, uru-gua-yo!”.
Diego ya no jugaba, pero la gente no lo olvidaba. La historia de Diego Forlán con Atlético Madrid se comenzó a construir en junio de 2007 cuando el uruguayo llegó al club procedente de Villarreal, donde había jugado tres años.
El club Colchonero quería volver a ser. Atlético Madrid no lograba romper el karma de encontrarse siempre en mitad de tabla cada vez que finalizaba una temporada tras su regreso a Primera en 2002: 11° en su vuelta, 7° a la siguiente, 10° dos veces consecutivas, y otra vez 7° en la Liga 06/07. Su mayor logro había sido clasificar a la Intertoto.
Y en su primer año con Atlético Madrid, Forlán dejó su huella: anotó 23 goles que fueron vitales para el regreso del club a la UEFA Champions League tras más de una década de ausencia.
Al año siguiente, Diego elevó la vara y marcó 35 goles en 45 partidos, lo que le permitió obtener la Bota de Oro 2008/09, primera en la historia del club Colchonero. En esa temporada, Atlético otra vez terminaría cuarto clasificando por primera vez en toda su historia a dos Champions de manera consecutiva.
Pero si hay algo que quedó para siempre en la memoria de la afición rojiblanca fueron los dos goles que Diego le anotó a Fulham en la final de la Europa League 2009/2010 (2-1) para darle al Atlético el trofeo continental que abriría la senda ascendente del club.
Aquella final se jugó el 12 de mayo de 2010 en el estadio Hamburgo Arena. El partido estaba 1 a 1. Se jugaba tiempo suplementario cuando, a tres minutos del final, otra vez apareció Diego para desatar la locura de los colchoneros.
La cuarta temporada comenzó con el segundo título en su etapa como Colchonero, tras vencer a Inter en la final de la Supercopa de Europa en agosto de 2010. Sin embargo, su rendimiento y el del equipo, tuvieron demasiados altibajos en ese año deportivo.
En febrero de 2011 se produjo un quiebre en la relación cuando Forlán declaró que sólo besaría el escudo de Peñarol y el de Uruguay, porque besar el del Atlético Madrid sería faltarle el respeto a la afición Colchonera ya que él no era hincha. Su sinceridad fue cuestionada por parte de la afición que le fue perdiendo la paciencia ante una merma en su rendimiento.
Su discontinuidad cada vez mayor le hizo buscar nuevos desafíos, y en agosto de 2011 se fue a Inter de Milán dejando una huella con la camiseta rojiblanca de 96 goles en 198 partidos jugados, además de dos títulos, un Trofeo Pichichi y una Bota de Oro.
Pero al margen de los goles, Diego Forlán dejó un legado en los atléticos. Su presencia fue fundamental para cambiar el rumbo de la institución rojiblanca. Su grado de idolatría quedó marcado aquella noche de septiembre de 2019 cuando fue homenajeado en el Wanda Metropolitano tras su decisión de despedirse del fútbol.
De la mano de su hijo Martín, Diego Forlán recibió la ovación de los hinchas como en sus mejores tiempos. El exfutbolista y entrenador del club, Manolo Sánchez Delgado, le entregó una placa conmemorativa en homenaje a los 198 partidos oficiales disputados con la rojiblanca a lo largo de sus cinco temporadas en el club.
Diego tomó el micrófono y se dirigió a la afición: "Lo vivido acá fue increíble, lo que me tocó vivir cada vez que oía el grito de ‘uruguayo’, a pesar de que pudimos tener aciertos, desaciertos, mis equivocaciones también... Lo importante es decirle a la gente que lo importante es el sentimiento que a uno le queda y hoy en día uno se va siendo hincha del Atlético de Madrid", expresó en el momento de su despedida.
El club considera a Forlán como una leyenda. Así lo expresó en su cuenta de X: "Para la historia quedarán tus golazos y la entrega que derrochaste con la rojiblanca convirtiéndote en leyenda de nuestro club".
LaLiga tampoco lo olvida: "Todos los niños que marcaban goles soñaban con ser como tú. Eres inolvidable, Diego Forlán".
